El pasado jueves, 72 personas de países tan lejanos como Rusia, China y Vietnam y tan cerca como Canadá, México y Guatemala se convirtieron en ciudadanos estadounidenses y como parte del protocolo, el Presidente Trump, en un mensaje grabado, les dio el recibimiento.
“Es con gran orgullo que te doy la bienvenida a la familia estadounidense. No importa de dónde vienes o qué fe practicas, este país es ahora tu país. Nuestra historia ahora es tu historia. Y nuestras tradiciones ahora son tus tradiciones”, decía el primer mandatario, mientras se podía escuchar a algunos presentes que susurraban que si el emisor hubiese sido el expresidente Barack Obama el mensaje habría sido más emocionante.
El rechazo a Trump que muestra una parte de la población viene de la mano de su agresiva postura hacia la comunidad inmigrante, pues recordemos que esta fue su carta de presentación cuando hizo pública su aspiración presidencial. Tildar a los inmigrantes mexicanos como “violadores”, imponer restricciones a viajeros de países musulmanes, eliminar el programa que protege de la deportación a 800,000 “Soñadores”, así como ponerle fin al Estatus de Protección Temporal, son solo algunas de las razones por las que ha generado rechazo en varios sectores.
De hecho, en el marco general el nivel de aprobación de Trump durante su primer año como Presidente ha sido bastante bajo. Un sondeo publicado la semana pasada por la cadena NBC en colaboración con el diario The Wall Street Journal, destaca que solo el 39 % de los estadounidenses avala su desempeño como jefe de Estado, el porcentaje más bajo para un “presidente moderno” en la historia, de EE.UU.
Pese a sus acciones, en su mensaje a los recién naturalizados Trump también los invitó a disfrutar “de los plenos derechos y los deberes sagrados que vienen con la ciudadanía estadounidense”, evidenciando así que una de las grandezas de la nación en el marco político es su separación de poderes. Es decir, que Trump no gobierna solo y que al igual que pasados presidentes, no siempre puede implementar las leyes que quisiera sino las que pacte con los miembros del Congreso y de la rama Judicial. Cuerpos que aún permiten que personas como el mexicano Juan Ortega Pérez, se conviertan en ciudadanos estadounidense.
“Es una bendición muy grande, muchos de nosotros queremos venir a cumplir este sueño y a muchos no se nos da y hay que luchar fuerte para poder lograrlo”, sentenció Ortega Pérez quien lleva 16 años en territorio estadounidense al que llegó con una visa de turista. El mexicano asegura que trabajó por mucho tiempo en la construcción y luego en la agricultura y que obtener la naturalización le abrirá camino a tener su negocio propio.
“Todo se puede con fe, todo se puede, por eso hoy es un día de enorme felicidad para mí”, exclamó el padre de un par de gemelos procreados con una nicaragüense.
“El que Juan se haya convertido en ciudadano es muy importante para nosotros, es un gran alivio porque uno nunca sabe que puede pasar”, dijo por su parte su esposa Daria, al tiempo que agregó que el proceso fue muy sacrificado. “Estuvo estudiando por casi un año y después que le llegó la cita él estuvo día y noche estudiando las preguntas”, agregó la nicaragüense.
“La ciudadanía americana es una seguridad para mí y mi familia, y mientras sigamos la ley vamos a vivir bien, estoy feliz porque tengo aquí a mi familia y mas que nada muchas oportunidades. Aquí si se trabaja se obtiene lo que uno quiera”, sentenció por su parte Ortega Pérez.
De acuerdo con estadísticas de la USCIS, de los 972,151 extranjeros que solicitaron la ciudadanía americana en el 2016, a solo 753,060 personas le fue otorgada. De ese total, 103.550 son mexicanos, el mayor grupo de inmigrantes en Estados Unidos.
TRUMP. Katia explicó que el hecho que Donald Trump se postulara a la Presidencia y ganara no fue el motivo para solicitar la naturalización.
DOMINICANA. De nacionalidad dominicana y tras 23 años en EE.UU., Dayhana Hernández dijo que se hizo ciudadana estadounidense para poder brindarles más seguridad a sus dos hijos.

MEXICANO. Tras 16 años viviendo en Estados Unidos, el mexicano Juan Ortega Pérez logró obtener su ciudadanía.
SALVADOREÑA. La salvadoreña Carmen Ramos, tomó clases en CASA Maryland para aprobar el examen de ciudadanía en español.
Un ejemplo de superación
Natural de El Salvador, Carmen Ramos, siempre anheló obtener la ciudadanía estadounidense. No domina el idioma inglés, pero por ser mayor de cincuenta años y por ser residente de los Estados Unidos por al menos dos décadas podía tomar la prueba en español.
“Fue un proceso de puro aprendizaje”, asegura ya que su escolaridad no estaba completada, pero sí las ganas de ser naturalizada. Así que se inscribió en una de las clases para lograr la ciudadanía que ofrece la entidad comunitaria en defensa de los inmigrantes CASA en Maryland, y hoy su historia es un sueño hecho realidad.
Carmen es una de tres salvadoreños, que el pasado 18 de enero en las instalaciones del Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos (USCIS, por sus siglas) en la ciudad de Baltimore, Maryland, prometió –como dijo Trump en su mensaje de bienvenida a los nuevos ciudadanos- “lealtad a América”.
“Estoy muy contenta, lo estaba cuando supe que pasé el examen y ahora más que tengo la ciudadanía”, indicó la dama de poco más de seis décadas.
Carmen estaba acompaña de su esposo, dos de sus cuatro hijas y un nieto que no paraba de tomarle fotografías.
“Siempre que la iba a visitar estaba con los papeles de las preguntas repitiéndolas, se dormía con los papeles y se levantaba y seguía estudiando”, dijo a El Tiempo Latino la menor de sus hijas.
Larga espera por la ciudadanía
Otra salvadoreña que ese día también se convirtió de ciudadana estadounidense fue Katia. Ella solicitó la ciudadanía tres meses antes de que Trump lograra la presidencia.
“Su postulación (de Trump) no fue el motivo para solicitarla, solo entendía que debía hacerlo”, declaró la mayor de cuatro hermanos a su salida de las oficinas de USCIS.
La joven, quien lleva 11 años en Estados Unidos junto con su madre y sus hermanos, dijo que cuando sintió que la llamaron para entregarle la certificación que la convierte en ciudadana americana “estaba muy feliz, hasta más que cuando pasé el examen. No me lo puedo creer hasta ahorita que ya tengo el certificado”.
Aunque explicó que lo más difícil para ser ciudadana es que “hay que estudiar mucho”, exhortó a quienes no la han tomado y tienen la opción de así hacerlo a solicitar la ciudadanía.
Durante el 2016, 17.213 salvadoreños lograron la naturalización.