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Médico en El Salvador atribuye violencia contra Jocelyn Abarca a la falta de control de impulsos

Los perfiles de algunas víctimas recientes de feminicidios (225 casos este año) en El Salvador y de sus agresores eran similares. Las mujeres estaban entre 25 y 45 años, eran profesionales, tenían mejores trabajos y más solvencia económica en contraste con sus cónyuges.

Otra característica que tenían en común estas mujeres es que por mucho tiempo sufrieron episodios de violencia a manos de sus cónyuges, pero no los denunciaron.

Para el psiquiatra José María Sifontes lo anterior tiene su explicación porque “los abusadores son buenos para pedir perdón”. Algunas veces, ellos sienten remordimiento por el daño que han causado a sus parejas, a quienes luego convencen para que hagan las paces y se “portan muy bien” con ellas. De acuerdo al especialista, hay mujeres que bajo el argumento de que los quieren acceden a sus pretensiones.

Sifontes señala que, al inicio de una relación, la pareja se encarga de enamorar a la otra persona, es detallista, se muestra extremadamente especial y con ello va ganando poder de convencimiento hasta que se crea una dependencia emocional mutua.

Pero, en algunos casos, también va surgiendo la violencia intrafamiliar, y cuando aparecen las primeras señales de alarma, la víctima está enamorada, depende de su agresor o asume que la situación va a mejorar con el paso del tiempo, pero, por el contrario, se agrava, y eso impide que se salga fácilmente del círculo de agresión.

La decisión de terminar una relación se hace más complicada para las mujeres si ya hay hijos de por medio o si ellas dependen económicamente de sus parejas; de modo que se adaptan a eso y deciden perdonar a su agresor, dice el médico.

Según Sifontes, la violencia de pareja puede ocurrirle a personas de cualquier edad, estrato social, profesión o nivel educativo.

El caso más reciente de feminicidio fue registrado el viernes anterior. La víctima era Jocelyn Abarca Juárez, de 26 años, quien fue asesinada, desmembrada y las partes de su cadáver arrojadas en dos quebradas de San Salvador y La Libertad.

Las investigaciones indican que fue su compañero de vida, Ronald Urbina Velásquez, fue quien la asesinó con saña en la vivienda que compartían desde hace cinco años, en una colonia de Soyapango.

La joven era egresada de Licenciatura en Psicología, trabajaba como supervisora externa de una empresa comercial y sufría violencia doméstica desde hace mucho tiempo, por lo que pretendía separarse, según sus familiares.

Urbina, de 33 años, fue arrestado el miércoles por el delito de feminicidio agravado. Él era encargado de logística de una empresa distribuidora de agua embotellada.

Fuente: El Salvador

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