No hay una forma de abandono más mortal que la soledad en la enfermedad. Ese fue el castigó a los pacientes infectados del virus de inmunodeficiencia humana (VIH) a principios de la década de los 80, cuando se reportaron los primeros casos en Estados Unidos. Para alivio de todos, esto ha cambiado mucho: ahora hay alguien que siempre les extiende la mano y lo mejor, sus esperanzas de vida son prometedoras.
En Washington DC, este rayo de luz en buena parte se le debe a Whitman-Walker Health (WWH), un centro de salud sin fines de lucro, que apostó por la vida, el respeto y la dignidad de los pacientes afectados por el VIH, especialmente dentro de la comunidad LGBTQ.
¿Cuarenta años después qué está pasando con esa epidemia?, la respuesta la tiene Claudia López, especialista en prevención del VIH de la institución. “En los Estados Unidos se reportan menos casos en todos los grupos, pero en los homosexuales latinos ha aumentado en un 17% desde 2008”.
Pronto se descubrió que el virus no tenía preferencias. Hombres y mujeres de todas las razas se contagiaron y aunque las políticas de prevención redujeron la prevalencia, entre las latinas y las afroamericanas todavía es más frecuente que en otras minorías.
En términos médicos hay buenas noticias. Se acabaron esos tratamientos de pastillas que había que tomar a diario casi a manos llenas, con serios efectos secundarios y pocas esperanzas de vida. Desde hace 10 ó 15 años hay medicinas más efectivas, con dosis de una o dos pastillas al día y lo mejor: los pacientes pueden vivir muchos años y hacer una vida normal.
Desde 2012 hay un antes y un después: la administración de Alimentos y Medicinas (FDA en inglés) aprobó el uso de Truvada, mejor conocida como PrEP. Esta pastilla resultó tan efectiva que las personas que no tienen el virus, pero que por varias razones están expuestas al mismo, con tomar un comprimido PrEP al día logran evitar la trasmisión entre un 92 y 99 %. Desde entonces se ha convertido en el estandarte de prevención.
Con las nuevas medicinas el virus en la sangre se reduce a mínimos que ya no es detectable. “Si una persona lo tiene y se somete a este tratamiento mejorará su salud y estará haciendo prevención, ya que cuando el VIH baja lo suficiente no es posible trasmitirlo”, aseguró López.
Tratamientos individualizados es otro concepto que se maneja estos días. “En los años 90 las terapias eran limitadas, ahora hay variedad de medicamentos según las necesidades de cada paciente”, aseveró Nicholas Athayde-Rizzaro, coordinador de prevención.
Para los latinos contagiados o para los que están en riesgo hay una buena noticia: en WWH la falta de ciudadanía o de seguro médico no son impedimento para recibir atención y medicinas como PrEP. “Estamos para ayudarlos. No piensen que el precio de las pastillas es una barrera. Tenemos servicios médicos, legales, de salud mental, terapias grupales para quien lo necesite”, es la oferta de Athayde-Rizzaro.
El mito de que el VIH es un virus que se trasmite solo a través de contacto sexual, con el tiempo también se desplomó, cuando se reportaron los contagios a través de ajugas inyectables. En estos casos, el uso de métodos profilácticos como el condón, no eran suficientes. Sin embargo, nunca está por demás utilizar condones para reducir la trasmisión del VIH y otras enfermedades de trasmisión sexual.
Estos avances son prometedores, pero no hay que bajar la guardia en prevención y educación a la población sobre un virus que apareció hace ya varias décadas. Este trabajo en el área metropolitana lo está haciendo esta institución, que está por cumplir 40 años de existencia y que ha sabido mantener, durante 32 años, encendida la antorcha de la “Caminata para acabar con el VIH”. El recorrido se realizará el sábado 1 de diciembre.
Acciones como ésta están poniendo en retirada el estigma, que era otra sentencia de muerte de los pacientes de VIH en los años 80. “Es importante que se entienda que es un problema de salud pública que afecta a todos y es mejor prevenir en Washington DC y su área metropolitana, porque la prevalencia de contagios es alta. Es una enfermedad crónica como la diabetes o la presión alta y los afectados no se van a morir si tienen tratamiento adecuado”, aseguró Athayde-Rizzaro. Aquí vale bien recordar los versos de Wislawa Szymborska: “Cuando pronuncio la palabra futuro, la primera sílaba pertenece al pasado” y el pasado era la muerte con fecha impostergable para los pacientes con esta afección. Ahora, el futuro es la vida, gracias a los avances médicos y al trabajo de las organizaciones como esta.
¿Dónde buscar apoyo?
Información. Las personas latinas que quieren obtener información y ayuda pueden llamar a Claudia López al 202-745-6136 o a Nicholas Athayde-Rizzaro al 202-745-6145. También pueden enviar un e-mail a prepclinic@whitman-walker.org. Les atenderán en español si así lo desean o también pueden acercarse hasta la 1525 14th ST NW en DC.
Caminata. Para registrarse en la “Caminata para acabar con el VIH”, ingrese a https://walktoendhiv.org/ o también a la página web https://www.whitman-walker.org/
Si no puede participar en la caminata acérquese a los restaurantes que están participando en Tercer Brunch (especie desayuno-almuerzo) para acabar con el VIH. Parte del pago por el consumo se donará a WWH.