El domingo de Pascua quedó manchado con sangra en Sri Lanka, donde un total de ocho explosiones en hoteles e iglesias católicas dejaron saldo de 207 fallecidos y más de 450 heridos.
Hasta el momento, y de acuerdo con información de la agencia de noticias AFP, se desconoce su se trató de atentados suicidas.
Ruwan Gunasekera, portavoz de la policía, aseguró que había tres detenidos por los hechos.
Pese a que todo apunta a ataques terroristas, ningún grupo se ha atribuido la responsabilidad de las explosiones.
Tras la situación, el gobierno local decidió ordenar el toque de queda de manera indefinida en todo el país, así como el bloqueo de las redes sociales.
Tres iglesias fueron atacadas, una de ellas con daños en el techo de su estructura, agravando la situación.
Ranil Wickremesinghe, primer ministro de la isla, calificó los ataques de “cobardes” y llamó a la unidad de todos los ciudadanos del país.
Con 21 millones de habitantes, Sri Lanka es un territorio mayormente budista. La población católica se ve reflejada en apenas 1.2 millones de ciudadanos.
