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Wimbledon y la exclusividad del torneo soñado

Todo tenista sueña con jugar el cuadro principal de Wimbledon y, por supuesto, coronarse en territorio londinense. El tercer torneo de talla Grand Slam en el calendario subió el telón y con él la disciplina vuelve a sus raíces. No existe otro torneo que respete tanto las tradiciones del tenis como el Major sobre césped que se juega en el All England Tennis Club.

Sobre el gramado de la catedral del tenis, superficie en la que se celebran la menor cantidad de torneos en el año, los mejores atletas de la profesión se han consagrado. Rod Laver, Bjorn Borg, Pete Sampras, Roger Federer, Steffi Graf y Serena Williams, entre otros, han alzado el trofeo de campeón. La sensación, pese al nivel de otras competiciones, es única en Gran Bretaña.

Sin embargo, estar presente en el más representativo de todos los torneos de tenis implica también el cumplimiento de unas estrictas normas al pie de la letra, condiciones que en el presente parecen sacadas de los libros de historia, pero que le brindan esa particularidad a la cita que culminará este 14 de julio.

Todos de blanco

Si hay un color para referenciar al tenis es el blanco. Nacido como un deporte en el que aristócratas franceses eran los elegidos para practicarlo (sus primeros episodios se remontan a dinámicas en las que solo los poderosos eran los que podían jugarlo), la misma vestimenta de estos le dio forma a lo que en Londres aún se respeta.

Como parte de las medidas especiales para hacer las labores, todos los jugadores deberán vestir de este color al 100%. La excepción: la marca de su ropa; no obstante, la sugerencia en los últimos años ha sido tonalidades nada llamativas. Cada detalle cuenta en este aspecto. Por ejemplo, hace seis años, el suizo Roger Federer se vio obligado a pedirle a la casa deportiva que lo representa que le diera nuevos zapatos, estos con suela blanca, dado que el par que le dio originalmente, y con el cual debutó en dicha edición, tenía suela naranja. Esta parte del calzado es la que menos se ve, pero aun así fue advertido por la organización.

En su código de vestimenta se establece que “los competidores deben vestirse con un atuendo acorde para el tenis que es completamente blanco y esto se aplica desde el momento en el que jugador entra en los alrededores de la cancha”, según referenció en el año 2017 la BBC.

La compañía

El espíritu deportivo está por encima de todo y con esto la necesidad de convertir cada encuentro en una acción ejemplar, sobre todo en el acto final.

Pese a que no existe mayor castigo en su reglamento, la sugerencia, y norma no escrita, es que los jugadores salgan juntos de la pista, un símbolo de igualdad y respeto por quien salió vencido.

Esto no siempre es cumplido, aunque sus excepciones son mínimas, especialmente en aquellas ocasiones en las que el caído se lleva consigo esa molestia que no solo trae por defecto el revés, también si en el desarrollo del choque algunas polémicas despiertan la molestia de quien al final de la jornada se ve obligado a regresar a casa.

Su propia preclasificación

Otro aspecto que separa a Wimbledon del resto de los torneos del almanaque es su organización de los cuadros. Normalmente, todo torneo conforma su preclasificación a través del más reciente ránking. Por ejemplo, si llevara la misma planificación que cualquier otro evento, la actualización del lunes 24 de junio en el circuito de la ATP, la última antes de que subiera el telón del campeonato, tendría al serbio Novak Djokovic como primer cabeza de serie, al español Rafael Nadal segundo y a Federer tercero por la ubicación de cada uno de estos en el conteo; sin embargo, en la catedral del tenis se apartan de todos y proponen su propia medida para establecer sus cuadros.

En la de este año, Nadal apareció como el tercer sembrado pese a que llegó a Londres con 7945 puntos en el ránking, 1325 más que el helvético. Pero los jerarcas del Grand Slam sobre césped tienen una fórmula diferente, en la cual ponderan lo hecho sobre la superficie.

Para calcular los puntos de cada cual y así conformar el orden, suman las unidades en la clasificación, el total de los tantos obtenidos sobre grama en el último año y el 75% de los puntos provenientes del mejor resultado en eventos sobre esta superficie en los últimos 12 meses.

Bajo ese algoritmo, la ventaja es de Federer.

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