Rusia entregará su sistema de misiles de defensa aérea S-400 a Turquía, miembro de la OTAN, en los próximos días, según confirmó un portavoz del Kremlin. Un acuerdo que probablemente desencadenará sanciones estadounidenses y pondrá a prueba los lazos de la alianza militar occidental.

Pero el alcance de la posible respuesta de Washington sigue nublado por mensajes aparentemente contradictorios.

El presidente Trump ha mostrado públicamente su simpatía por la posición del presidente turco Recep Tayyip Erdogan sobre la compra de misiles rusos. Mientras que el Secretario de Estado, Mike Pompeo ha advertido de medidas severas que podrían incluir la suspensión de las ventas de aviones de combate F-35 a Turquía.

Este viernes, el Departamento de Estado reforzó las advertencias sobre “consecuencias muy reales y negativas” para Turquía de tomar esta acción.

Para la alianza más amplia de la OTAN, el acuerdo con Turquía constituye el núcleo de la coordinación militar. La OTAN ha expresado su preocupación de que el S-400 sea incompatible con su posesión de los F-35 fabricados por Estados Unidos, lo que le daría a Rusia acceso a los secretos de su tecnología de ocultación.

Con información de The Washington Post

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