La administración Trump ha sufrido una serie de nuevos reveses legales y políticos en su lucha por endurecer las leyes de asilo de EE.UU., lo que plantea dudas sobre la sostenibilidad del acuerdo migratorio entre el país y México.
Por ejemplo durante la última semana, México y Guatemala han dejado de firmar acuerdos como “países seguros”, acuerdos que obligaban a los migrantes que pasan por esos países, a solicitar asilo allí antes de llegar a los Estados Unidos.
Otro ejemplo es la decisión de un juez federal en California, que bloqueó una nueva disposición regulatoria que pretendía lograr un resultado similar al negar la entrada a la mayoría de los migrantes en la frontera sur, si estos no habían solicitado asilo en el primer “país seguro” al que llegaron.
El resultado es que la administración no ha hecho nada al promulgar cambios radicales en las políticas de asilo de Estados Unidos, esas que el presidente Trump sugirió a principios de junio.
Sin esos cambios, la administración tendrá dificultades para mantener y aprovechar el progreso inicial que ha logrado para revertir un pico de solicitantes de asilo que ha desbordado el sistema de inmigración de Estados Unidos y que ha enrarecido el debate político en las primeras etapas de la campaña presidencial de 2020.
En el Capitolio, los aliados de Trump expresaron su frustración por los reveses en materia de asilo, asegurando que los pasos dados por el gobierno mexicano para añadir 6mil efectivos de la guardia nacional en su frontera sur con Guatemala y otros 15mil en la frontera de Estados Unidos tendrán un éxito limitado, al intentar frenar la oleada de solicitantes de asilo de América Central.
Con información de The Washington Post