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Residentes de Virginia aseguran que la lucha contra la violencia armada requiere nuevas leyes

El gobernador Ralph Northam se encuentra trabajando  en su campaña para el control de armas al pueblo de Virginia y este ha respondido al llamado con mensajes contradictorios.

En foros comunitarios alrededor del estado antes de una sesión legislativa especial sobre la violencia armada fijada para el 9 de julio, parte de la respuesta pública ha sido predecible. Legiones de defensores de las armas han invocado airadamente la Segunda Enmienda, mientras que padres llorosos han exigido leyes para proteger a sus hijos.

Pero en algunas partes del estado los residentes ofrecen otro punto de vista: Detener la violencia armada abordando la negligencia acumulada en las comunidades de color contaminadas.

Ese mensaje fue transmitido con fuerza y repetidamente esta semana en Hampton, en la más grande de las seis mesas redondas estatales auspiciadas por Brian Moran, secretario de seguridad pública y seguridad nacional de Virginia. Residentes y funcionarios de la región de Hampton Roads informaron a Moran que las propuestas del gobernador no son suficientes.

LaTonya Wallace, que dirige una organización comunitaria para niños en una sección empobrecida de Newport News, le comunicó a Moran que el verdadero problema es lo que ella llama trauma sin tratar. “El escaso acceso al empleo, el escaso o nulo acceso a una atención sanitaria de cálida”. Además de “los sistemas educativos no equitativos”.

Se trata de un desafío directo a Northam, que a principios de este año se vio obstaculizado políticamente por acusaciones de racismo. Después de negarse a renunciar por una foto racista en la página de su anuario y después de admitir que llevaba la cara negra en un concurso de baile ese año, Northam se comprometió a dedicar el resto de su mandato a luchar por la equidad racial.

Con información de The Washington Post

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