Los ojos de los fanáticos del tenis estuvieron puestos la semana pasada sobre el Mutua Madrid Open, evento de talla Masters 1.000 entre los hombres y Premier Mandatory entre las mujeres, cita que volvió a poner en la mesa el recuerdo de un evento que en 2012 rompió todo tipo de protocolos y cambió de forma drástica su superficie para establecer un mejor vínculo con los telespectadores, un hecho altamente criticado porque la acción dejó a un lado a los tenistas.
Para el mencionado año, Ion Tiriac, director del torneo, decidió revolucionar el deporte blanco, presentando pistas con arcilla azul, algo nunca antes visto, y donde el proceso de pigmentación del polvo de ladrillo no gustó a sus exponentes, quienes aseguraron que el procedimiento alteró la tierra, haciéndola mucha más suave, haciéndolos vulnerables.
El negocio por encima de todo
Tiriac no es un personaje que pase desapercibido. Otrora tenista y también exjugador de hockey, el rumano ahora figura como empresario. Mantenerse ligado a la disciplina fue importante para él, siempre diferente al resto y con ideas que no son discretas.
Eso sucedió en la capital española, donde usó al deporte como conejillo de indias para su propia satisfacción. Sin antes involucrar a los jugadores ni a los directores de los circuitos, presentó escenarios fuera de lo común, apuntando siempre a la comodidad visual de quien sigue el juego desde casa. Con un mejor contraste entre el color de la superficie y la bola, el planteamiento de Tiriac era magnifico, salvo que el cambio solo despertó el rechazo de los hombres y mujeres que mantienen arriba el negocio.
El rumano es un romántico del futuro y la tecnología. Bajo su tutela, el Mutua Madrid Open ha sido uno de los mejores torneos de todo el calendario, con recintos del más alto nivel para que el espectador goce del show que brindan las raquetas; no obstante, con este caso pasó la raya y se pudo del lado de la empresa, dándole la espalda a una disciplina que tantas alegrías le brindó.
Ganar enemigos
Pero Tiriac sabía a qué se enfrentaba. Poco antes de que subiera el telón de la edición 2012, el serbio Novak Djokovic, actual número uno del mundo, se quejó por la falta de comunicación entre las partes. El de Belgrado alegó que de haber existido una consulta sobre el cambio, las cosas se habrían manejado mucho mejor, siendo esta una sorpresa poco agradable para ellos.
Se sabía que Nole la había pasado bien en los entrenamientos y eso lo reflejó con diplomacia. En declaraciones que recogió EFE aquel año, el balcánico aseguró que “lo que no me gusta tanto es que esto no fue decidido con nuestro consentimiento, no estamos de acuerdo, y eso es lo único que no me gusta”.
“Los que están arriba en el ranking no han probado nunca esto. Eso debería significar algo y tenernos en cuenta. No es criticar al torneo, pero la ATP tendría que haber hecho un mejor trabajo protegiendo a los jugadores. Solo espero ahora que con esta situación no haya lesiones y tener una semana decente de tenis”, agregó.
Sin embargo, Djokovic no fue tan contundente como Rafael Nadal. El de casa amenazó con no volver a participar en el torneo si la pista seguía siendo azul, queja que se mezcló con su derrota ante el también español Fernando Verdasco.
“He llegado antes que a ningún torneo. No he sido lo suficientemente bueno para adaptarme a las circunstancias. Es un juego distinto al que venimos haciendo. No pienso asumir riesgos. Me voy con la cadera cansada. Muy a mi pesar hay dos opciones: o se cambia o no vengo. No es una rabieta. Es una desgracia para mí. Me voy a Roma con una desconfianza que no debo después de haber trabajado por lo contrario”, expresó el manacorí.
Nadal siguió: “la ATP y el torneo pueden hacer lo que quieran y trato de hacerlo lo mejor posible, de prepararme. Hice lo que pude para hacer frente al torneo y no he sido lo suficientemente bueno para adaptarme al torneo. Si las cosas siguen así será un torneo menos en mi calendario, lo siento mucho”.
Siguen las promesas
Pese a que no volvió a jugarse sobre arcilla azul, Tiriac no deja atrás la idea de retomar su polémica fórmula para que el telespectador se vea beneficiado por encima del encargado de desarrollar el juego.
En una entrevista que dio en 2016 a Conexión Teledeporte, habló sobre su intención.
“Las cadenas de televisión, los telespectadores, y los espectadores en el estadio dijeron todos sin excepción que la pelota se ve mucho mejor sobre color azul que sobre esta cancha que tenemos hoy. Esperamos que sea de color azul en el futuro porque se ve la pelota mejor” manifestó.