Nada está escrito con fuego en el deporte. La constante, a pesar de que se cumplen en la mayoría de las ocasiones, tiene en muchos de sus protagonistas la sorpresa de verse apartados por menores, en principio, de menor talla. La derrota siempre está ahí, y los verdaderos campeones son los que más miedo tienen a caer, de ahí las hegemonías.
En la Major League Soccer (MLS) no hubo espacio para que los gigantes alzaran el trofeo de campeón, uno por el cual chocarán el Seattle Sounders y Toronto FC. Hace unos meses, salvo los fanáticos de las mencionadas organizaciones, pocos daban por sentado que cada franquicia estaría en acción el próximo 10 de noviembre para jugar por el ansiado título del balompié estadounidense.
Las víctimas de estos: Los Ángeles FC y Atlanta United.
Contra el todopoderoso
El camino de Los Ángeles FC por la ronda regular de la campaña 2019 fue más que exitoso. El poder ofensivo de la organización californiana se hizo sentir desde que subió el telón del calendario, poniendo rápidamente entre la lista de favoritos a los angelinos.
Con el mexicano Carlos Vela como figura ejemplar y envidiable, un tipo que se comprometió con el gol, desde Los Ángeles no había otra meta que no fuera quedarse con el campeonato. Más que un capricho, la confianza que se respiraba en la plantilla era real, y cuando los resultados positivos acompañan, el entusiasmo es inagotable.
Con 72 unidades y un diferencial positivo de 48 goles, no había defensa que se resistiera a la dinámica californiana, na dispuesta a apartar del trono al Atlanta United, flamante campeón de la 2018.
En su paso por los playoffs, les tocó debutar frente a su rival de ciudad, el Galaxy. Durante la ronda regular, el fuego de la competencia en un derby se hizo sentir, más cuando el delantero sueco Zlatan Ibrahimovic calentó aún más la previa insinuando que no existía mejor futbolista en la MLS que él, un claro desprecio al buen trabajo de Vela.
Un triunfo sólido por 5-3 los metió en la final de la Conferencia Oeste, donde debían reñir contra el Sounders, conjunto que fue segundo en la zona, pero muy lejos de esos 72 puntos de Los Ángeles.
Pero cada dinámica es diferente en un juego de fútbol no importa si un equipo ya cayó mil veces ante el mismo contrincante.
Seattle apeló a la sorpresa y lo logró, especialmente cerca de la media hora de juego, cuando, pese a la desventaja por el gol del colombiano Eduard Atuesta, tanto Raúl Ruidíaz como Nicolás Lodeiro se encargaron de agitar las redes para poner arriba a la visita.
Esa cachetada a la moral de los californianos intentó ser vengada, pero sin éxito. A la hora de juego, Ruidíaz volvió a aperece y con su tanto la salida de Los Ángeles de una campaña excepcional, pero cuyo mensaje es claro: aunque mucho se haga en la primera etapa de la zafra, de poco o nada valdrá si no hay orden en los compromisos de eliminación directa.
Sin el campeón
Así como el Sounders puso de pie a los fanáticos de la disciplina, el Atlanta United se quedó con las ganas de repetir el título luego de ceder por 2-1 frente al Toronto FC.
Los canadienses apearon al DC United con un cómodo 5-1, choque que se definió en la prórroga, y por 2-1 ante el New York City, líder en la temporada regular de la Conferencia Este.
Ese último representó un fuerte golpe en la mesa que desde Georgia se tomó con cierta comodidad al pensar que el obstáculo más alto, entiéndase los de la Gran Manzana, no se interpondría en su camino. Pero el fútbol tiene sus propios planes y volvió a poner en la final de conferencia a un visitante en el mejor momento del año.
El alemán Julian Gressel adelantó a los locales apenas disputados seis minutos, pero lo que realmente apagó el hambre de éxito en Atlanta fue el penal fallado por el goleador venezolano Josef Martínez, un golpe bajo para el campeón de 2018.
Nicolas Benezet igualó el choque al minuto 14 y al 78 fue Nick DeLeon que sentenció el duelo.
Así, con par de sorpresas, el fútbol dejó bastante claro que un curso se respeta, y mucho, pero el peso del favorito realmente se hace sentir cuando la presión toca la puerta. Los Ángeles y Atlanta se convirtieron en enormes cuadros que se vinieron a menos, momento que bien supieron aprovechar sus contrincante, estudiosos del presente, para instalarse en el choque por el título.