Luka Modric debe ser reemplazado. Cuando en los últimos suspiros del año 2018 la prestigiosa revista France Football reveló al croata como el ganador del Balón de Oro, los principales protagonistas del balompié, así como sus fanáticos, se unieron en un mismo aplauso para el volante del Real Madrid, alguien que no dejó espacio para las dudas, especialmente tras su enorme actuación en la Copa del Mundo de Rusia, donde fue subcampeón.
Pero su puesto en el trono tiene fecha de vencimiento: 2 de diciembre.
Ese día, el balcánico deberá entregar la batuta a otra pieza, una que saldrá de un trío de finalistas que conforman el portugués Cristiano Ronaldo, de Juventus; el argentino Lionel Messi, de Barcelona; y el holandés Virgil van Dijk, de Liverpool. Pero a diferencia de otros años, exceptuando 2018, la cerrada lucha no tiene a uno de los dos grandes como el favorito para llevarse a casa el reconocimiento.
Esta vez, el neerlandés no solo interpuso en el camino, también se acomodó lo suficiente para que hasta la fecha se piense que podría ser el primer central desde el italiano Fabio Cannavaro en alzar el hermoso trofeo.
Temporada soñada
Lo de van Dijk no es poca cosa. El zaguero de los Reds se convirtió rápidamente en el tipo más difícil de superar, alguien que no solo se impone por lo alto gracias a sus 1.93 metros de estatura, también encontró una virtud incalculable al momento de anticiparse a sus rivales. La ventaja de su larga zancada se convirtió en una característica dorada para imponerse, pues así es capaz de competir y superar en carrera a sus contrincantes.
Asimismo, su valentía para plantarse frente a los más temibles atacantes del planeta, y llevarse la mejor parte, también creó un fuerte rumor en el fútbol europeo: en Liverpool habían construido un muro holandés casi imposible de superar.
A diferencia de sus rivales en la cita, van Dijk no podrá ser el hombre cuyo juego se defina por la estética. Para estilos y gracia, otros, muchos otros, pero para gallardía, inteligencia y oficio, llámenlo a él.
Desde el plano colectivo, fue uno de los baluartes del título de Champions League en la pasada campaña, además de estar hasta la última jornada de la Premier League en la pelea por salir campeón, un evento que terminó siendo para el Manchester City.
Con su selección, llegó a instancia de final en la recién nacida Liga de Naciones de la UEFA, donde Holanda cayó frente a Portugal. El fútbol de la naranja mecánica parece ser mejor con algunas piezas que brillan con sus respectivos clubes, y aunque en ese país se ponderan los estilos y siempre podrán presumir de ser los creadores del fútbol total, en van Dijk hay un defensor sólido que lidera a su combinado.
De llevarse el Balón de Oro, se colocará junto a Cannavaro, quien se llevó los honores en 2006 luego de ganar el Mundial de Alemania.
El tango de Messi
Si a Lionel Messi se le pidiera elegir entre su presente individual y la posibilidad de hacer mejorar al Barcelona, el rosarino posiblemente se decantaría por lo segundo, esto ante el presente irregular del club catalán, líder en España, pero con más preguntas que respuestas dentro de su sistema de juego. Ahí, los goles del argentino se valoran aún más en medio de este caos que podría costarle el puesto a final de temporada al entrenador español Ernesto Valverde.
Puede que durante el calendario, el astro del conjunto culé no haya tenido un ritmo regular, pero sus picos altos, especialmente los de esta última etapa del almanaque, lo sitúan junto a van Dijk como los grandes favoritos para el Balón de Oro.
Sus tiros libres, tantos que hasta hace algunos años eran difíciles de ver salir de su botín izquierdo, hoy son ya un hábito. Si algún jugador del Barcelona sufre una falta cerca del área, al portero contrario solo le queda encomendarse a una mala ejecución del zurdo. Mejorar su técnica fue cosa significativa. Se atribuye esto al mismísimo Diego Armando Maradona, quien pudo estar involucrado en depurarlo, también a otro mago con el balón parado en Argentina: Juan Román Riquelme.
Sea quien sea el que está detrás de esta nueva y exitosa forma de marcar de Messi, lo cierto es que con 32 años encima, muchos como profesional y ante la prisa de otras generaciones para destronarlo, el 10 albiceleste sigue sumando herramientas para ser un mejor futbolista.
A diferencia del holandés, su andar con la camiseta de su selección es la cara B de su carrera. Los fracasos han sido continuos, algo que se agudiza de manera injusta pues las críticas suelen ir sobre él y no de manera equitativa entre la convocatoria que defiende a toda una nación.
En la Copa América de Brasil, Messi y Argentina fueron terceros, yendo de menos a más en un torneo que vio a los de casa coronarse.
Ganar el premio The Best que otorga la FIFA supuso un paso agradable para su sexto Balón de Oro, algo que podría ser posible en el segundo día del último mes del año.
A la baja
A diferencia de casi todo el universo de futbolistas, si a Cristiano Ronaldo no le va bien sobre el gramado, aún sigue dejando tierra de por medio respecto a sus rivales; no obstante, el arranque de campaña que el portugués ha vivido con Juventus de Turín ha encendido las alarmas de lo que podría ser el descenso de una carrera más que espectacular.
Con la llegada del entrenador italiano Maurizio Sarri, las opciones del madeirense se han visto un tanto mermadas. Pero aun así, cuando CR7 aparece y brilla, sus contrincantes no tienen mucho que hacer.
Cuando todo esto se lleva a un plano más íntimo, pensar que podría imponerse sobre sus dos rivales de turno, la situación luce casi imposible. No es que se pueda calificar como defectuoso su 2019, simplemente van Dijk y Messi lo hicieron mejor.
De cumplirse con lo que dicta la teoría y ver llevarse el premio al holandés o el argentino, el caso también podría tornarse en un efecto rebote. Lo que separa a Ronaldo del resto de profesionales del fútbol es su orgullo y disciplina. Algo que demuestra día a día desde que era juvenil con el Sporting de Lisboa. La traducción de esto es sencilla: más trabajo para mejores resultados.
Si Messi se lleva a casa el galardón, volverá a estar a la cabeza de la lista de futbolistas con más reconocimientos de este tipo, lo que volvería a alimentar una lucha de la que los fanáticos no se cansas y que podría ser, dentro de la subjetividad del tema, la más férrea en la historia del balompié.
Será París el sitio que verá a los futbolistas brillar y donde el máximo reconocimiento individual volverá a estar frente al público.