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Una noche mágica también puede salir mal

El regreso de la Serie Mundial a Washington fue casi tan mágico como podía esperarse en una ciudad últimamente enfebrecida por el beisbol. Pero no todas las noches mágicas acaban bien, aunque esta haya quedado escrita para siempre en la historia de los Nats.

Pasaron 86 años desde el último pitcheo en un Clásico de Octubre disputado en el DC. Aquello ocurrió en el Griffith Stadium. Fue un suceso tal, que hasta el presidente Franklin Delano Roosevelt pasó por el parque, para hacer uno de los lanzamientos ceremoniales.

Un cubano, Adolfo Luque, realizó aquel último envío, en octubre de 1933. Lo hizo ante los Senadores de Washington, porque formaba parte del equipo rival, los Gigantes de Nueva York. Y se marchó triunfante esa tarde, pues cargó con la victoria y el anillo de campeón.

Otro latino, el venezolano Aníbal Sánchez, hizo el primer pitcheo este viernes, en el regreso del duelo otoñal a la capital de los Estados Unidos. Casi 44.000 personas, casi todas vestidas de rojo, casi todas aupando a los Nacionales, comenzaron un festejo que merecía mejor final.

Las tribunas le cantaron el Cumpleaños Feliz a Juan Soto, el astro dominicano de la casa, que cumplía 21 años de edad y por fin puede brindar con champaña en el clubhouse. Los cánticos arengando a los anfitriones abundaron durante el duelo. Todo el mundo bailó el Baby Shark, cuando el venezolano Gerardo Parra fue a batear como emergente, en el sexto inning.

“Fue eléctrico”, confesaría luego el manager Dave Martínez. “Los muchachos en el dugout estaban encendidos”.

También lo estaban los rivales. A los Astros hay que jugarles de manera perfecta, porque no ganaron de balde 107 veces en la campaña regular. En medio de la fiesta, la defensa hizo aguas y Sánchez no fue el cirujano de otros días, aunque justo es reconocer que el umpire de home tampoco ayudó con al menos cuatro pelotas que debieron ser strikes, de acuerdo con los resultados del radar.

Washington bebe con gusto las mieles de una Serie Mundial. Sus Nats esperaron desde 2005, cuando la franquicia se mudó desde Montreal, y la urbe aguardaba desde hacía mucho tiempo más. Y fue casi perfecto, porque el abridor Zack Greinke no completó cinco entradas y ganar era posible delante de esa multitud esperanzada.

No siempre Soto y Anthony Rendón van a dar el batazo que voltee la pizarra en el último tercio del duelo. Esta vez sumaron ocho turnos fallidos entre los dos. No siempre se gana en los playoffs y por eso quedó en 8 la seguidilla récord en una postemporada, que igualaron los Nacionales. Y no siempre las fiestas terminan bien, aunque esta igualmente haya valido la pena, porque todavía quedan dos encuentros para buscar la victoria… y por fin ha vuelto a casa la Serie Mundial.

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