¿Cambiaron el rumbo del quinto juego los errores arbitrales contra los Nacionales?
Esa fue una de las preguntas formuladas al manager Dave Martínez después del choque que Washington perdió 7 carreras por 1, el domingo.
Y hay razones para creer que sí.
La existencia de radares en los estadios de Grandes Ligas permite hoy ver claramente si un pitcheo fue bola o strike, ratificando una buena sentencia o desnudando los fallos del umpire. La transmisión televisiva se encarga de eso, al colocar en las pantallas un recuadro virtual que evidencia ante los espectadores por dónde pasó el lanzamiento.
Carlos Correa estaba ponchado, antes de sonar un jonrón de dos carreras. Solo que el tercer strike fue considerado bola por Lance Barksdale, el hombre de negro que estaba detrás del home. Al siguiente envío, el puertorriqueño sacó la pelota.
Sin ese vuelacercas, el duelo habría estado 2 carreras por 1 en la parte baja del séptimo inning, cuando volvió a suceder algo semejante. En cuenta de 3-2, con Ryan Zimmerman en primera base y Gerrit Cole sobre la lomita, Barksdale cantó como strike un envío alto y afuera, con lo que ponchó a Víctor Robles, terminando la entrada.
Ya Robles estaba caminando hacia la almohadilla cuando el árbitro sacó la mano derecha, enviándolo a la cueva. Martínez estalló en el dugout, protestando en alta voz. Su equipo estaba a las puertas de anotar una o más veces, si el siguiente toletero daba un hit.
Así que había que preguntarlo: ¿fueron decisivos esos errores?
“No me sentaré aquí a hablar mal de un umpire”, dijo Martínez. “Lance siempre ha hecho un buen trabajo. Los que están aquí presentes lo están precisamente porque han sido los mejores de esta temporada. Lo que dije fue producto de calor del momento. Pero él hace bien su trabajo”.
Esta vez no lo hizo.
El piloto actuó como un caballero, un buen deportista, aunque perdieron sus Nats.