Esta era la tarea de los Astros: ganar la Serie Mundial, a pesar de perder sus dos primeros juegos en casa, algo que ha pasado muy pocas veces en las Grandes Ligas y que no sucede desde 1996.
Esta es la tarea de los Nats: ganar el Clásico de Otoño, a pesar de caer en sus tres compromisos como homeclub, algo que jamás ha ocurrido en la crónica centenaria de la confrontación.
Houston necesitaba hacer lo que muy pocos han podido hacer para atrapar la corona. Le falta muy poco para completar la tarea. Washington requiere hacer historia para ser la ciudad que festeje al final.
La lesión el sábado del receptor Kurt Suzuki, uno de los héroes del segundo duelo, y los dolores en el cuello con que amaneció Max Scherzer, figura en la victoria de la primera confrontación, asomaron este domingo un mal presagio para la capital. Otra brillante actuación en postemporada para Gerrit Cole sentó las bases para el dominio de los texanos. La arrolladora ofensiva de los visitantes hizo el resto y discutibles apreciaciones arbitrales afearon el día.
Jonrones del cubano Yordan Rodríguez, el puertorriqueño Carlos Correa y George Springer castigaron al abridor de emergencia, Joe Ross, y al relevista Daniel Hudson. Un sencillo del cubano Yuli Gurriel empujó la otra. Tan férreo fue el desempeño de Cole y sus bomberos, que el cuadrangular del dominicano Juan Soto fue el único daño recibido. La pizarra terminó 7 carreras por 1 y la tristeza embargó las atestadas tribunas.
“Nunca me sentaré aquí para criticar a un umpire”, declaró en rueda de prensa el manager Dave Martínez, a pesar de que por segundo día consecutivo los claros fallos del árbitro de home, Lance Barksdale, dieron a los siderales una brecha de error humano por donde colarse, para ser mejores todavía. “Conozco a Lance desde hace mucho y es un gran árbitro. (La escena con los gritos y protestas desde la cueva) solo fue una reacción del momento, por el calor del juego”.
Martínez fue un caballero. Así habla un buen deportista. Los Nacionales también lo han sido. En mayo ocupaban el último lugar de la División Este y llegaron a la Serie Mundial, luego de atrapar el banderín de su circuito. Por eso fue como fue el tuit de la divisa, al filo de la medianoche, al acabar el último choque del año en el Nationals Park.
“Querido DC, ustedes fueron increíbles esta semana (y durante toda la campaña). No hay modo de agradecérselos lo suficiente. Tendremos que ir a Houston. Tendremos que seguir en la lucha. Tendremos que conseguir ese 1-0 dos veces más. Nos vemos pronto. Con amor, tus Nats”. Así fue la despedida. Este martes regresará la acción.
Nadie, desde los Yanquis de 1996, ha ganado el Clásico de Otoño después de caer en casa los dos primeros topes. Pero nadie, absolutamente nadie, en 116 años de existencia de la cita, ha alzado los brazos después de perder sus tres choques en el hogar.
Triunfar no es imposible, en el caso de Washington. Solo es algo que nunca ha pasado antes.