En Washington esperan cambios radicales. Al menos así aspiran los fanáticos de los Redskins, quienes vieron en 2019 otra ronda regular amarga, más complicada que en años pasados, de hecho, motivo que obligó a la gerencia a ejercer medidas cuyo norte no es otro que cambiar el rumbo de una franquicia histórica que no se encuentra con los resultados deseados.
2018 suponía un antes y un después, campaña con enormes y positivas sensaciones, pero que gradualmente se fue tiñendo de un tono cada vez más oscuro con el pasar de las jornadas. Los malos resultados vinieron acompañados de dolorosas lesiones, desequilibrando por completo la dinámica de la organización capitalina. La tónica se mantuvo en 2019 y apenas tres triunfos sumaron en la ronda regular, quedando fuera desde temprano en la carrera por estar presente en los playoffs.
Movimiento necesario
Como en todo proceso, cuando algo no sale bien, uno o más culpables salen a la luz. En el caso de los equipos deportivos, el punto medio pasa por el entrenador. Jay Gruden no conoció el triunfo en las primeras cinco fechas del campeonato, razón suficiente para que desde las oficinas se tomara la decisión de dar de baja a un tipo que tenía enormes esperanzas y hambre de victorias, pero a quien la realidad lo golpeó lo suficientemente fuerte para hacerlo a un costado.
En sus seis años al frente de los aborígenes apenas consiguió un paso a postemporada, en el año 2015, cuando cayó en la ronda de los comodines.
Su sucesor fue Bill Callahan, quien asumió un interinato ya perdido. Al menos fue responsable de los tres triunfos de la fase inicial del torneo; eso sí, bajo ocho caídas.
Ese andar por un camino sin mayor sentido permitió a los cabecillas dela organización barajar opciones para el puesto de entrenador en jefe, un cargo que ya cuenta con dueño: Ron Rivera.
El puertorriqueño, exmandamás de los Panthers de Carolina, viene de una experiencia de nueve años con la organización felina, en la que alcanzó los playoffs en cuatro oportunidades, número no menor para alguien que tendrá en Washington a su segundo equipo de NFL bajo su poder. En 2015, incluso, llevó a la franquicia al Super Bowl, instancia en donde los Broncos de Denver terminaron imponiéndose con score de 24-10.
La ofensiva fue la carta de presentación del boricua, quien llegó a manejar a Cameron Newton en su mejor versión, algo a lo que aspiran los Redskins entendiendo la capacidad que el latino podría brindar bajo su influencia sobre piezas jóvenes, algo de lo que presumen en la capital de Estados Unidos.
Encaja en el puesto
Para Dan Snyder, dueño de los Redskins, no existía una mejor pieza para hacer las labores al frente de la franquicia que Rivera. Así lo confirmó a través de un comunicado luego de que se hiciera oficial su contratación.
“Tras varias reuniones con el coach Rivera, fue evidente que es la persona adecuada para contar de nuevo con un equipo ganador en Washington, D.C.”, señaló el magnate. “Él es ampliamente respetado por toda la liga como un hombre de gran integridad y ha demostrado ser uno de los mejores entrenadores del país”.
El nuevo entrenador en jefe de los aborígenes destacó los buenos conceptos de Snyder y aseguró que la amplia historia del equipo fue suficiente para enamorarlo.
“Si bien me encanta el pasado ilustre de la franquicia, me enfoco en el futuro y me emociono ante la oportunidad de ganar partidos con este talentoso y joven equipo”, destacó el nativo de Puerto Rico. “Después de conocer a Dan Snyder, quedó claro que estamos alineados en nuestra pasión por el deporte y él apoya mi visión de cambiar el equipo. Espero rodearme de gente excelente y ponerme a trabajar”.
Un viejo conocido avaló también su contratación. Josh Norman, cornerback de los Redskins, coincidió con Rivera en Carolina, y manifestó que su llegada será enorme para ellos.
“Él saca lo mejor de los jugadores”, afirmó. “Y no sólo de los jugadores, sino de los hombres. Él forja hombres y chicos, y también forja carácter, y los prepara no sólo para el fútbol americano, sino para la vida. Yo pienso que eso es lo primero y lo más importante que uno desea ver en alguien, que realmente se interese en uno en lugar de hacerlo en el juego mismo”.