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DOLOR. Alma Choto advierte a los demás que se deben cuidar del COVID-19. FOTO: ZOOM / MILAGROS MELÉNDEZ

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FAMILIA. Alma Choto y sus hijos se recuperaron del COVID-19. Su madre, María Julia Guzmán, de 83 años, murió. FOTO: CORT. FAMILIA
“El COVID-19 entró a nuestra casa y no sabemos cómo… en el lapso de dos semanas se llevó a mi mamá”, expresó con la voz quebrantada Alma Choto, una inmigrante salvadoreña, residente en Fairfax, Virginia.
Choto es el rostro de más de 1 millón 500 mil personas que han sido diagnosticadas en Estados Unidos con el coronavirus. Y el de miles que han perdido a sus seres queridos a causa del implacable virus.
También es la cara de familias latinas enteras en la región de la capital nacional, que están siendo impactadas por la enfermedad.
“Lo vemos a diario, con nuestras familias hispanas. Padres, hijos y abuelos están infectados”, dijo la doctora Ligia Peralta, investigadora de la universidad MIT, y quien está en la línea de batalla contra el virus, desde una clínica comunitaria en Baltimore.
Choto, quien se considera una persona saludable, ha vivido en carne propia la crudeza de la enfermedad al experimentar la muerte de su mamá.
Advertencia
Hoy que todos los estados han reabierto sus economías de una manera parcial o total, incluso Maryland y Virginia, Choto advierte: “Esto es real, y mata”.
La salvadoreña dice que “no sabemos verdaderamente la gravedad de lo que es el coronavirus hasta que te toca personalmente. La gente se tiene que proteger porque este virus acaba con vidas. Es tan terrible que ames a alguien y que en una semana ya no esté”.
Todos infectados, solo su madre murió
Alma estaba confiada que tomaba las medidas necesarias para prevenir el contagio. Sin embargo el virus llegó a su hogar de manera inesperada.
“Realmente nosotros tomábamos todas las precauciones necesarias. Mi hijo y yo trabajábamos, salíamos de la casa y hacíamos todo lo que creíamos que era necesario hacer: ponernos las mascarillas, guantes y limpiarnos con alcohol, pero se ve que en algún momento algo pasó”.
Al hogar también llegaba la persona que cuidaba a su madre. “Cuando mi mamá fue diagnosticada todos nos hicimos el examen y mis dos hijos y yo salimos positivos, incluso la señora que cuidaba a mi mamá”, narró.
La doctora Peralta explica que en este momento “debemos tomar precauciones extremas como si todos estuviéramos infectados. Guardar las distancias y mantener nuestra boca cubierta”, indicó al señalar que el virus puede vivir en superficies horas y hasta días. “Por lo que hay que desinfectar las áreas que vamos a tocar, como computadoras, manijas de puertas, cerraduras y otras áreas”, añadió.
El virus se encuentra en las partículas diminutas que salen de nuestra boca cuando tosemos o hablamos fuertemente y salpicamos esas gotas bucales. El virus también puede permanecer flotando en el aire hasta por 8 minutos, dice un estudio.
No conocían al enemigo
Choto cuenta a ETL que su familia no tenía la más mínima idea que se estaban enfrentando al COVID-19, causado por un tipo de coronavirus.
“Cuando mi mamá enfermó, yo pensé que estaba teniendo problemas con el riñón”, dijo, sin sospechar en lo mínimo el diagnóstico.
Por el contrario quería alejarla de la sección de emergencia.
“No queríamos que fuera al hospital y se contagiara de coronavirus”, contó.
La mamá, María Julia Guzmán, de 83 años, sufría de asma, tomaba sus medicamentos y hacía nebulizaciones, pero de pronto comenzó a desarrollar fiebres altas y no podía caminar.
“El doctor entonces nos dijo que teníamos que hacer el examen del COVID, pero nosotros nos habíamos estado cuidando y pensábamos que no era el virus. Además no teníamos síntomas”, recordó Choto.
Los resultados del examen de la madre dieron positivo y más tarde, el de Alma Choto. “Mis hijos y la señora que cuidaba a mi mamá también dio positiva.Todos estábamos con el COVID-19”
Síntomas distintos en la misma familia
Mientras que la madre de Choto, presentaba un cuadro que desembocó de moderado a grave, la mujer salvadoreña y sus hijos no se vieron tan golpeados. De hecho sus hijos que tienen 17 años y 23, no tenían síntomas. “Ni siquiera tos”, dijo Choto, lo único que notaron es que se les fue la sensación de gusto y el olfato.
Choto tampoco tuvo tos, ni falta de aire. “Solo fiebres altas por tres días y diarrea muy aguda”, indicó. Mientras que la señora que cuidaba a la madre, desarrolló dolores de cuerpo y fiebre.
Dependiendo de las edades y los grupos, el COVID-19 ataca en diversas formas. Los fallecimientos ocurren en todas las edades. Sin embargo, la población más vulnerable son las personas mayores de 65 años y quienes sufren de una condición pre existente.
Nuevos síntomas
Esta familia se vio afectada a mediados de abril. Hasta entonces los Centros de Prevención y Control de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) solo relacionaban tres síntomas con el COVID-19: fiebre, tos y dificultad para respirar.
Sin embargo, la última semana de abril se añadieron seis síntomas más. Y en mayo otro par de señales. Hasta ahora, estos son todos los síntomas reconocidos: Fiebre, tos, falta de aliento o dificultad para respirar, temblores y escalofríos que no ceden, dolor muscular, pérdida de sabor u olor y dolor de garganta.
Dos semanas intensas
La mayoría de personas superan la enfermedad en casa.
Según los análisis, el 80 % de infectados se recuperan de la enfermedad. Pero otros, como la madre de Alma, María Guzmán son fulminados por el virus.
“Una semana después que murió mi mamá, los médicos me dijeron que yo estaba libre de COVID-19 y que probablemente iba a ser inmune”, dijo Choto. “Mis hijos también fueron diagnosticados sin el virus. Lamentablemente mi mamá no aguantó…. En dos semanas el coronavirus arrasó con ella”, se lamentó Choto.
Triste despedida
La madre de Alma falleció el 18 de abril. El hecho de haber estado también infectada con el COVID, le permitió a Choto poder darle el último adiós a su progenitora, aunque para ella sucedió algo divino. “A mí me dejaron entrar. No se suponía que yo estaría allí, pero Dios abrió las puertas y mi mamá pudo despedirse de cada uno de sus hijos, hermanos y nietos a través del teléfono. La doctora me dijo que le hable porque el oído es lo último que pierden las personas cuando están agonizando”, dijo Choto con un brillo en los ojos.
DMV: Casos de COVID-19 aún en aumento
La infección sigue propagándose en el país. Hasta el 19 de mayo, EEUU reportó más de 1 millón 500 mil casos y 90 mil muertes.
Maryland registró ese día casi 40 mil casos y mil 900 muertes; Virginia reportó más de 31 mil y mil muertes; mientras que el Distrito de Columbia marcó 7 mil casos y casi 400 muertes.
Distanciamiento social es clave
Mantener el distanciamiento social es la forma de evitar la propagación, señalan expertos. Muchos superan la enfermedad pero pueden ser portadores del virus que es mortal para los demás.
“El tener el COVID-19 se siente como si uno tuviera un arma, una pistola que puede matar… es la vida de otras personas en tus manos, la vida de otra madre en tus manos”.
En abril, Alma Choto le dio el último adiós a su madre, desde su auto mientras veía a través del vidrio cómo el féretro era enterrado.
Hoy la salvadoreña ha regresado a su trabajo cuidando niños, tomando todas las precauciones a pesar que parte de la ciencia cree que es inmune. Otra parte dice que es prematuro afirmar tal cosa.