El 3 de noviembre no será una fecha más en el calendario. Estados Unidos se jugará su futuro en las urnas, con el presidente Donald Trump midiéndose al demócrata Joe Biden, justa que, de acuerdo con las encuestas, ubican al exvicepresidente por sobre el actual mandatario.
Sin embargo, la pugna tampoco será habitual. Este año, la pandemia del COVID-19 puso un freno repentino a la vida cotidiana del estadounidense, así como en cualquier rincón del mundo. La actividad comercial se vio frenada en casi su totalidad y la reactivación económica da pasos lentos para evitar rebrotes.
Frente a la incidencia del virus, millones de votantes optaron por otra vía para participar en los comicios, con el voto anticipado como alternativa. Salir a las calles y conformar grupos numerosos de votantes no es una acción recomendada; no obstante, millones de personas saldrán el 3 de noviembre a sufragar.
Según la Universidad de Florida, más de 29 millones de votos anticipados conformarán la cita por la Casa Blanca, un número que representa más del 21% del total de votos en los comicios de 2016 (136.6 millones), cuando Trump se impuso a la demócrata Hillary Clinton.
Para aquel proceso, 5.9 millones de votos anticipados formaron parte de la dinámica, una expresión menor a lo que está desarrollándose actualmente en territorio estadounidense.
Tiempo de espera
El impacto del voto anticipado, especialmente de aquel por correo, trae consigo las dudas sobre cuándo serán procesados y con ello la pregunta de cuándo se conocerán los resultados de las elecciones.
Un retraso en comparación con pasados comicios luce como todo un hecho. Clinton incluso aconsejó a Biden a no creer en encuestas a boca de urna, pues, a su juicio, “que esto se va a alargar”.
El exvicepresidente también ha sido claro respecto al tema, manifestando que solo aceptará “los resultados completos” de la cita.
Del otro lado, Trump ha repetido una y otra vez su desconfianza al voto por correo, invitando a las personas a ejercer personalmente su derecho el día 3 del próximo mes; no obstante, su llamado parece no contar con algo de fondo, pues según datos del Centro Brennan para la Justicia, la tasa de fraude electoral oscila entre un 0.0003% y 0.0025%.
Territorios
Pero el retraso no es sinónimo de manipulación de votos. Por ejemplo, Michigan, Wisconsin y Pensilvania son tres estados que no permiten el conteo de las boletas sino hasta el día de las elecciones, lo que asegura una espera hasta que se tengan números concretos.
David Becker, director ejecutivo y fundador del Centro de Investigación e Innovación Electoral, dijo a The Independent que “tenemos que prepararnos para la gran probabilidad de que una elección como ninguna otra que hayamos tenido pueda tomar un poco más de tiempo para contar con precisión con integridad”.
En un trabajo del Washington Post se conoció que el tiempo promedio de los estados que celebraron primarias en marzo e hicieron del voto por correo una herramienta de uso masivo, tardaron 6.4 días en dar a conocer sus resultados, un número que podría servir de referencia para la justa entre Trump y Biden.