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“Octavio fue el que decidió cambiarse de escuela porque quería seguir estudiando con el sistema Americano”, comentó el lunes 15 la argentina Analía Porras a El Tiempo Latino. Su hijo, de 14 años, nació en Chicago y después de pasar unos años en la Argentina, volvió con su familia a Washington, DC. Hasta el año pasado Octavio Bruetman estudiaba junto con su hermano en la Escuela Francesa, pero sus planes son seguir la universidad en este país, y quería comenzar a entender mejor los códigos de enseñanza.

Loco por los deportes, Octavio pensó que Sidwell Friend School era una de las mejores opciones para poder combinar lo académico con su pasión más que dominguera por el fútbol.

Los padres comenzaron a mirar también otras escuelas, hicieron una lista de prioridades, y se focalizaron en las que le dieran la ventaja de tener una intensa actividad física y un buen nivel general. También pensaron en la cercanía con la casa. Los dos trabajan en DC y querían que Octavio pudiera tener cierta independencia para manejarse solo en la ciudad.

“Anotamos las escuelas que nos interesaban y elegimos una que no pusiera mucho énfasis en lo religioso”, dijo Porras, investigadora que trabaja en la Organización Panamericana de la Salud.

“Además, buscamos una alta exigencia académica, y Sidwell era una de las que figuraba primera en nuestras prioridades”. Otro de los puntos que les atrajo de esta escuela fue la organización a través de clubes con grupos de interés.

Octavio se inscribió en el latino.

La familia siguió el proceso tal como lo requiere Sidwell. Primero, se registraron para hacer una visita. Y, si bien empezaron un poco tarde, según confesó Porras, pudieron recorrer la escuela, le hicieron preguntas a los estudiantes, hicieron un tour guiado y luego hicieron la cita para presentar la inscripción.

Octavio pasó medio día con un alumno de la escuela que le permitió estar como oyente en las clases (este proceso en inglés se denomina shadowing) y hoy, que ya es alumno de Sidwell, se ofreció como voluntario para guiar a un futuro compañero en este proceso de observación de clases. También tuvo una entrevista con personal de la escuela antes de que lo admitieran como alumno.

“Parece que les impresionó mucho la forma en que les conté la historia de José de San Martín, uno de los próceres argentinos que junto con Simón Bolívar lograron la independencia de América latina. Y creo que eso ayudó a que me admitieran en la escuela”, recordó Octavio.

Por lo general, los padres se preparan con más de un año de anticipación para ir recorriendo las escuelas, presentar las solicitudes de admisión y esperar la decisión final. Y ante la posibilidad de que los hijos no sean aceptados en alguna, siempre tienen otras opciones en la lista.

La mayoría de las privadas del área, planifican sus días de Open House en la primavera y en el otoño. En muchos casos, ofrecen tours con cita previa. En otros, organizan días específicos para la visita de los padres y los futuros alumnos.

Antes de iniciar el recorrido por las instituciones, muchos padres hacen un estudio detallado de las ventajas y desventajas de cada una.

En algunos casos, consultan con otros padres, piden referencias, y buscan los barrios más convenientes del condado donde viven. Y entre otras cosas, también consultan en la lista de las escuelas de mejor nivel de la zona.

Para la familia Bruetman, este proceso no fue tan estricto. La opción, antes de apostar a cualquier otra fue la Sidwell. Ya tenían referencias de amigos que mandaban a sus hijos a esa escuela y les gustaba.

Si no entraba allí, siempre tenía la opción de seguir en la escuela francesa donde fue desde 2003 cuando su familia llegó por segunda vez al país.

“El proceso de Sidwell fue agradable y Octavio salió contento de su entrevista. No le produjo ningún tipo de estrés”, comentó Porras.

Octavio pasó el SAT, escribió un ensayo y respondió preguntas sobre él mismo. Un estudiante latino lo llevó a recorrer la escuela y lo que pudo advertir fue que las clases eran pequeñas, los profesores eran buenos y que los deportes jugaban un rol importante. Se decidió rápido y sin dudas.

En Sidwell, que cubre la escuela elemental, la media y secundaria, los open house se hacen desde octubre a diciembre, según los niveles. Para muchos padres y alumnos, visitar la institución les permite descubrir si realmente es el lugar adecuado para la educación de sus hijos.

“Empecé en septiembre. Al principio me costó acostumbrarme, especialmente porque nos dan mucha tarea. Pero me gusta mucho la filosofía que tiene la escuela. Nos dan 45 minutos de descanso para que reflexionemos. Eso relaja mucho y ayuda a pensar en uno mismo”, aseguró Octavio.

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