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Las ventajas de las barras para cocinas

La cocina está llena de códigos de barras. Cada alimento lleva uno adherido a la etiqueta. ¿Por qué no añadir una más? Una barra donde comer, donde desayunar y donde tomar una copa de vino mientras se espera a que la cena esté en su punto.

La comodidad manda y el espacio también. La cocina es un lugar de concentración, de charla y de vigilancia.

Confiarse y dejar la sartén o la cazuela en el fogón, incluso aunque sea a fuego lento, es todo un riesgo para que la cocción no vaya según lo previsto.

Los nuevos diseños de cocina siguen esa máxima, bien con un afán de renovación o con la intención de aprovechar el espacio y continuar con la inercia de seguir haciendo vida en la cocina, aunque la vivienda sea unifamiliar.

De ahí que las barras de cocina sean la aportación más novedosa y alternativa a una tradicional mesa en esta estancia. El espacio cobra otra altura y dimensión y se puede utilizar no sólo para comer.

Si la cocina forma parte de un lugar común de la casa y se funde con el despacho o el salón, la barra es una extensión más del hábitat. Mientras se atiende la cocción, se puede pasar el tiempo en ella, leyendo un libro o revisando los últimos informes de la  empresa.

Cuando tengan invitados, se les advierte que la barra se transforma en el lugar perfecto en el que, de una manera informal, se puede empezar con el aperitivo. Una copa de vino, una cerveza bien fría o un refresco, encontrarán el apoyo perfecto mientras se termina de hacer la comida.

La firma “Mièle” utiliza este recurso decorativo, la barra, para dar una imagen de modernidad en las cocinas, sustituyéndola por la mesa tradicional.

El ancho de la barra dependerá de las dimensiones que se necesiten  en relación con el número de comensales y de la utilidad que  se quiera dar a la barra. Si lo que se desea es una repisa que sirva de apoyo en momentos puntuales, hay que decidirse por una barra de entre 40-45 centímetros. También servirá para los desayunos y las comidas rápidas.

Hay que tener en cuenta el material que se va a utilizar. “Silestone” fabrica encimeras de cuarzo natural, con una alta resistencia a manchas y rayados, además de una baja absorción de líquidos.

Además de fabricarse en un gran número de colores, tres texturas y diversos formatos, lo mejor es que se comercializa en grandes piezas, sin juntas, de manera que no hay interrupción en el diseño.

Algunas de las barras forman parte de las distintas islas instaladas en las cocinas más grandes, en las que parte se utiliza para fregadero con el hueco inferior cubierto por armarios, y el extremo opuesto se libera para servir como mesa. “Forlady” duplica de esta manera el espacio.

La elección del taburete es esencial si se tienen niños. En el mismo, un pequeño respaldo es imprescindible. “Ikea” propone el resistente modelo “Ingolf”, de pino macizo con tinte envejecido y barniz incoloro.

Si no se tiene que tener en cuenta a los más pequeños, existen otras variantes. Por ejemplo, las patas cromadas, largas y estilizadas, terminadas en asientos de madera, mullidos o con revestimiento polvo/plástico. Los monopiés de policarbonato reproducen un ambiente con colores brillantes e intensos, muy atractivo.  En fin, un estilo informal para modernizar la cocina.