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Cómo es el proceso electoral del país

En estas elecciones del 6 de noviembre, cuyo proceso electoral ya comenzó a través del voto por adelantado en muchos estados, cerca de 240 millones de personas están habilitadas para votar. De ellas, 23,7 millones son de origen hispano, según indica el Centro Hispano Pew, una cifra récord que convierte a la comunidad en una fuerza política única: son 4 millones de latinos más que pueden ejercer su derecho con respecto a la cifra de 2008.

En total, habrá 16, 7 millones de nuevos votantes, según datos del Censo.

A diferencia de la mayoría de los países de Latinoamérica, en Estados Unidos la votación es indirecta. Esto significa que cada votación presidencial, habitualmente un martes entre los días 2 y 8 de noviembre, los votantes eligen a su candidato, quien luego es ratificado a través de 538 electores, del Colegio Electoral, en diciembre.

Esta cifra corresponde a la suma de representantes, senadores y 3 electores del Distrito de Columbia.

La distancia temporal entre el día de las elecciones y el momento en el que se ratifica al presidente tiene una explicación histórica: cuando comenzó a regir este sistema, los electores viajaban en carretas y tardaban mucho tiempo en llegar a la capital.

El Colegio Electoral funciona únicamente para la elección presidencial, y fue concebido en un período histórico en el cual no había partidos políticos, la población estaba dispersa en un vasto territorio y los medios de comunicación y transporte eran sumamente limitados, cuenta un artículo de  la revista “Mundo Electoral”.

Aunque el sistema es antiguo, se mantiene ya que logra un equilibrio entre los estados federados y la representación popular.

Si ocurriera el caso de que ninguno de los candidatos obtuviera más de 270 votos electorales —la cifra necesaria para considerarse ganador—, el Congreso toma la decisión final, en base a la Enmienda número 12 de la Constitución. La combinación de congresistas de cada estado tiene derecho a un voto por estado y una mayoría simple de estados da un ganador.

Esta situación se ha presentado dos veces en la historia de Estados Unidos. La primera fue en 1801, cuando fue elegido presidente Thomas Jefferson y la segunda en 1825, cuando el ganador fue John Adams.

También a diferencia de muchos de los países de la región, como Perú, El Salvador o Argentina, el voto en este país no es obligatorio. Tal vez por eso, de ese potente caudal de votantes, los 240 millones, pueda ocurrir que cerca de 90 millones no vayan a las escuelas o precintos a votar.

¿La razón? Una encuesta de USA Today y la Suffolk University recogió respuestas diversas, un tercio asegura que ningún candidato lo convence o perdió entusiasmo por la política, mientras que otro tercio considera que “tiene cosas más importantes que            hacer”.

Curtis Gans, del Center for the Study of the American Electorate, asegura que el esceptisismo es un factor decisivo en la apatía por asistir a las urnas. “Mucha gente que se siente decepcionada con la economía, se quedará en su casa”, expresó. Para Gans, quizás sean más de 90 millones los que no acudan a votar el día 6.

Barack Obama, quien busca la reelección, es el presidente número 44 del país. El primero fue George Washington.

De acuerdo con el Center for Information and Research on Civic Learning and Engagement, 125.225.901 votaron en las presidenciales de 2008. Ese número se repartió de la siguiente manera: 66.882.230 votaron por el demócrata Barack Obama y 58.343.671 lo hicieron por el republicano John McCain.

Los requisitos para votar son:

—Ser ciudadano, ya sea por nacimiento o naturalización.

—Estar inscrito para votar en su estado.

—Tener por lo menos 18 o más años de edad al momento de la elección. En algunos estados se puede votar a partir de los 17 años.

—Residir en unos de los cincuenta estados del país.

En el número telefónico gratuito 1-800-VE-Y-VOTA se puede conseguir información sobre las especificidades del sistema de votación en cada estado.

Cualquier ciudadano estadounidense de más de 35 años puede presentarse como candidato a la presidencia. Debe afiliarse a un partido, o bien registrarse como independiente.