Cuatro días después del impacto de Sandy, en Nueva York y Nueva Jersey, grupos de rescate seguían trabajando arduamente el viernes 2 de noviembre mientras que la cifra de muertos bordeaban los 100 y la devastación se sentía en cada rincón.
A todo ello se sumó la desesperación e ira de los residentes por la falta de combustible, energía eléctrica, agua y alimentos.
Hasta el jueves por la noche la cifra de muertos era 98 en 10 estados, casi la mitad residían en Nueva York, incluídos dos niños que fueron arrancados de los brazos de su madre por una corriente de agua en Staten Island durante la
tormenta. Sus cuerpos fueron encontrados el jueves en un área pantanosa.
Los motoristas desesperaban formados en largas filas en las gasolineras de toda el área metropolitana de Nueva York y se gritaban unos a otros el viernes 2, en tanto que en otras partes de la ciudad las colas para recibir alimento u obtener agua eran de horas.
La inundación tardará días en bajar en localidades como Linderhurst, NY, en donde los rescatistas ayudaron a personas que quedaron literalmente atrapadas en sus casas.
Se estima que el gasto global en toda la Costa Este en reparar y reconstruir alcanzará la astronómica cifra de $20 mil millones.
Mientras, en West Virginia y en el oeste de Maryland, el frente frío que se cruzó con el huracán causó una espectacular tormenta que dejó hasta 5 pies de nieve, paralizando toda las actividades por días.
En el área de Washington, pese a que Sandy pasó con menos violencia de la que se esperaba, causó grandes estragos, incluso cinco muertes, según reportó Associated Press.
Los vientos huracanados de más de 60 millas por hora provocaron la caída da árboles, dañando cables de electricidad. Cerca de 500 mil hogares y negocios se quedaron en la oscuridad. En Maryland fueron 290 mil; en Virginia, 180 mil y en el Distrito de Columbia, 25 mil.
Los gobiernos de Maryland, Virginia y DC declararon estado de emergencia. Los operativos de limpieza continuarán.