
MILENARIO. El popular jengibre.
El jengibre, de él se trata, no sólo es un poderoso ingrediente sino también una planta que tiene varios y reconocidos valores curativos.
El jengibre (ginger en inglés) es una planta de la familia de las cingiberáceas, cuyo tallo subterráneo es un rizoma horizontal muy apreciado por su aroma y sabor picante. La planta llega a tener 90 cm de altura, con largas hojas de 20 cm, indica la biblioteca global Wikipedia.
Esta planta con virtudes gastronómicas y sanadoras crece en todas las regiones tropicales del mundo. Sin embargo, las variedades más caras y de mayor calidad generalmente proceden de Australia, India y Jamaica, mientras que las más comercializadas se cultivan en China y Perú.
Su nombre proviene del indoeuropeo: en sánscrito significa “cuerpo de cuerno”.
Los rizomas del jengibre tiernos son jugosos y carnosos, con un fuerte sabor. Se suelen conservar en vinagre como aperitivo o simplemente se añaden como ingrediente de muchos platos.
Las raíces maduras son fibrosas y secas. El jugo de los rizomas viejos es extremadamente picante y a menudo se utiliza como especia en la cocina china para “disimular” otros aromas y sabores más fuertes, como el marisco y la carne de cordero.
En la cocina occidental, el jengibre, seco o en polvo, se restringe tradicionalmente a alimentos dulces; se utiliza para elaborar caramelos, pan de jengibre, para saborizar galletas y como saborizante principal de la gaseosa conocida como ginger ale.
En la tradición estadounidense, el personaje más conocido es el “Ginger Bread Man”, quien huye de la cocina. Los galletas de jengibre con forma de muñeco y las casitas hechas con masa con sabor a ginger son un clásico de la Navidad.