El miedo a salir de casa sin compañía o a acudir a lugares donde hay mucha gente son características frecuentes entre quienes los que padecen agorafobia. Y, al parecer, la religión no los ayuda a superar su afección. Un nuevo libro asegura que en los días de Semana Santa, estas personas prefieren encerrarse en sus casas en vez de participar de misas al aire libre o vía crucis.
“La mayoría de las personas con agorafobia también tienen miedo a perder el control sobre sus propias reacciones y a que eso les provoque un ataque de pánico”, describen los especialistas de Osakidetza, el servicio vasco de salud, a través de una guía de educación sanitaria titulada “Práctica programada para la agorafobia. Manual para pacientes”.
Antonio Cano Vindel, catedrático de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid y presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés, aseguró que la fe no atenúa esta fobia, sino que puede hasta incrementarla.
“La persona afectada experimenta una alta activación fisiológica, elevación de la tasa cardíaca, aumento de la temperatura, tensión muscular y en algunos casos temblores”, explicó el experto.
Para llegar a estas conclusiones, los autores de la guía estudiaron a personas profundamente religiosas, que padecían agorafobia.
En los días de Semana Santa, además, “algunas personas tienen una sensación de irrealidad. Piensan que no es posible que les esté pasando algo así y creen que se están volviendo locas y que están perdiendo el control”, apuntó el psicólogo.
Según indica el especialista, otras personas sufren también sensaciones de mareo y de pérdida inminente de la conciencia. Aunque en pocas ocasiones llega a perderse realmente la conciencia, algunos temen que esto les ocurra y, por ello, tienen la sensación de que no pueden realizar ciertas actividades solos, como salir a la calle o conducir. “Todos ellos son síntomas de ansiedad extrema”, detalló Cano.
De este modo, durante un ataque de pánico hay personas que notan una sensación de pérdida de control, piensan que se van a marear o, incluso, que van a sufrir un infarto inmediato. Por ello, no es de extrañar que alguien que cree que va a morir lo padezca con una tremenda angustia.
Todavía es un misterio por qué fechas específicas, como la Semana Santa, funcionan como “disparadores” de estas fobias. Aunque algunos consideran que la suerte de fervor colectivo que causan puede exarcebar la ansiedad en personas fóbicas.
Cano Vindel explicó que la agorafobia es un trastorno de ansiedad bastante frecuente, que casi siempre se da asociado a ataques de pánico, a crisis de ansiedad y a pérdida de control.
Así, “cuando una persona ha perdido el control, le coge miedo a las situaciones en las que puede volver a perderlo”, dijo.
Como consecuencia de esta angustia, “la persona evita las situaciones temidas, las soporta con gran malestar y tiene la necesidad urgente de estar acompañada”, expuso la Asociación Catalana para el Tratamiento de la Ansiedad y la Depresión.
Esta entidad también aseguró que, con frecuencia, esta extrema sensación de peligro la suelen experimentar en medios de transporte como el metro, el avión o el coche.
O en espacios al aire libre en donde se concentran multitudes.
En este sentido, las concurridas procesiones de Semana Santa y los Vía Crucis son un buen ejemplo de eventos multitudinarios que pueden desencadenar un mal día para un agorafóbico, apuntó Cano Vindel.