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Aunque el Gobierno se pare, Obamacare sigue

Los republicanos que intentan retirar el financiamiento al programa de salud del presidente Barack Obama no han logrado enhebrar la aguja.

Un cese parcial de las operaciones del gobierno la próxima semana dejaría intacta buena parte del llamado Obamacare, según ex funcionarios de presupuesto tanto demócratas como republicanos, así como del gobierno. Y los mercados de servicios médicos para los no asegurados deben comenzar a funcionar el martes, como estaba programado.

Retirar los fondos para la implementación de la ley, el escenario ideal de los republicanos, sí afectaría significativamente el plan de servicios médicos del presidente. Pero eso es mucho menos probable que un cese de las operaciones del gobierno. Obama no permitiría la ruina del plan porque el que tanto batalló y que en boca popular lleva su nombre.

Parte de la razón por la que un cese de las operaciones del gobierno no detendría la ley es que el gobierno no deja de funcionar. Las actividades de defensa, policiales, control de tráfico aéreo y otras relacionadas con la seguridad de la vida humana y la protección de las propiedades se mantienen.

Los mismo ocurre con los programas de prestaciones sociales con el Seguro Social, el Medicare y el Medicaid, cuyo financiamiento “obligatorio” no tiene que ser renovado anualmente por el Congreso. La ley de reforma de los servicios de salud es la adición más reciente a ese club de pesos pesados.

Los empleados que administran esos programas también se considerarían esenciales. Durante escenarios similares durante el gobierno de Clinton, el Seguro Social llamó a trabajar a casi 50.000 empleados para procesar reclamos después de enviarlos a casa de licencia sin sueldo.

“Muchas de las partes clave de la ley de servicios médicos se financian con asignaciones obligatorias y se afectarían”, dijo a los reporteros la semana pasada Gary Cohen, el funcionario del Departamento de Salud y Servicios Humanos que supervisa la implementación del plan.

Eso significa que el Obamacare está listo para funcionar.

Y esa es también la forma en que lo ven expertos republicanos de presupuesto en el Congreso. “Un cese de las operaciones del gobierno, sin una ley de por medio, no afecta fundamentalmente la ley de servicios médicos”, dijo Bill Hoagland, vicepresidente del Centro de Políticas Bipartidistas, un grupo que trata de achicar la brecha política en Washington.

Por su parte, Douglas Holtz-Eakin, principal asesor económico del senador John McCain en su campaña presidencial de 2008, concuerda. “Como cuestión de política, no logrará detener el Obamacare”, dijo, refiriéndose a un cese de las operaciones del gobierno. “Buena parte del gobierno funciona con piloto automático”.

Los principales beneficios de la ley —créditos fiscales y una ampliación del Medicaid, el programa federal y estatal de salud para los pobres y discapacitados— son gastos obligatorios y no pueden echarse atrás mediante una ley de operaciones del gobierno. En lo relativo a los fondos para su implementación, buena parte está en la ley. Las funciones clave, como los centro de atención de llamadas y sistemas en línea de los edificios, los manejan contratistas privados, no empleados del gobierno. Y cuando escasea el dinero, el gobierno ha asignado fondos de otras cuentas.

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