Ellas se levantan bien temprano los domingos por la mañana, se visten de cortos, toman sus loncheras y parten con sus familias rumbo al Riverside Neighborhood Park de Riverdale, Maryland, para dar rienda suelta a su pasión por el baloncesto.
Son decenas de mujeres latinas que se dan cita en el “panda” —como se le conoce popularmente a ese parque— para jugar sus torneos en los que cada domingo hay un campeón en el baloncesto, y muchos hispanos felices por el compartir con su comunidad.
“La verdad es que nos ha ido de maravilla porque la gente está llegando y tenemos ya diez equipos, todos llevan sus porras y convivimos amenamente todos los que vamos a divertirnos”, dijo a El Tiempo Latino la mexicana Elevides Plácido del equipo Lakers.
Nacidas en México, El Salvador, Honduras, Guatemala y otros países de Centro y Sudamérica, estas deportistas están de alguna manera rompiendo paradigmas en el área metropolitana, una región en la que son los inmigrantes hombres quienes mayoritariamente practican deportes, especialmente el fútbol.
“Nosotras buscamos la diversión y el compartir y como somos personas de diferentes nacionalidades intercambiamos nuestras culturas y gustos, especialmente el deporte y nuestras comidas”, agregó Plácido quien junto a las Lakers están entre las pioneras de la actividad, provienen de México y “firmaron” a dos salvadoreñas.
Lo mejor para las familias de estas jugadoras es que sus parejas e hijos no se quedan en casa.
Todos disfrutan de los domingos deportivos, porque mientras ellas saltan y corren en las canchas al mejor estilo de la NBA, sus familiares juegan al fútbol en los campos del complejo, al tiempo que los menores corretean y vitorean a sus mamás.
“Siempre me ha gustado el baloncesto pero aquí no había encontrado ambiente, no veía que a las muchachas les gustara y por eso no me entusiasmaba”, contó Plácido, nacida en Puebla, México, y con diez años en el país.
“Sólo jugamos en estas canchas y se ha convertido como un ritual. No le llamamos liga pero sí tenemos organización porque somos unidas y si falta un equipo lo esperamos o nos las arreglamos para poder armar las partidas”, agregó Plácido.
“Es cierto que la mayoría somos mexicanas pero nuestro requisito no es la nacionalidad. Pueden ser jugadoras de cualquier edad. Aquí lo que queremos es que sean mujeres que tengan interés por hacer deporte, les guste el baloncesto y que estén listas para la distracción”, dijo Plácido.
La actividad ha calado tanto en la comunidad que ya son diez los equipos que participan y el más reciente de ellos, el Heat, son muchachas que no pasan de los 20 años, un aspecto que le agrega mucha más competitividad.
“No tenemos una liga formal pero nos rotamos la organización cada semana para que todas aprendamos. Hay dos delegadas por cada equipo quienes son las que participan en las decisiones”, expresó Plácido. “La voz se ha ido corriendo y así se fueron acercando más personas y así es como hemos crecido”, dijo Plácido.
La mayoría de las jugadoras viven en Lanham, Greenbelt, Riverdale, Hyattsville y otras zonas cercanas de Maryland. Todos los domingos hacen partidos eliminatorios hasta que se deciden los tres primeros lugares.
Antes de que se les uniera el Heat, ya militaban en la liga las Lakers, Stars, Aztecas, Jets, Blazers, Cirguelos, Puebla, San José y Wizards. Otro equipo de los pioneros, México, tuvo que retirarse hace unas semanas.
Otra de las dirigentes, Susana López, de Toluca, en el estado de México y dirigente del equipo Aztecas dijo que su quinteto llegó a jugar hace un año y medio “con un grupo de jugadoras mexicanas en su mayoría del Distrito Federal”.
Además de hacer deporte, las jugadoras se mantienen en forma y se liberan de las tensiones que el trabajo, la casa, los maridos y los hijos les generan.
“Siempre jugué baloncesto desde pequeña pero aquí nunca había visto que jugaran las mujeres. Hay un campeonato en la Iglesia San Bernardo y vi que jugaban ahí y pregunté y así fui juntando mi equipo”, contó López.
“Uno no se imagina pero hay muchas mujeres a las que les gusta jugar pero no han encontrado la oportunidad”, agregó López. “Mi esposo también tiene años jugando en otras canchas en torneos de hombres y cuando nos acompañamos ya él jugaba” dijo esta mexicana sobre su esposo al que conoció hace 18 años.
Y quizás el matrimonio de los López sea un claro ejemplo de cómo este deporte puede unir a las familias. “Para nosotros es bien bonito, los niños ya están aprendiendo, mi niña de cinco años ya rebota bien el balón y le gusta, mis hijos están motivándose más a jugar, ya van más con nosotros y esto es un gran ejercicio”, relató López.
Otro de los equipos jóvenes es el de las Blazers, cuyas integrantes son muy jóvenes, entre ellas Lourdes Herrera, de 22 años, quien nació en Puebla pero vino a este país a los tres años.
“Es una bonita experiencia porque nos divertimos con la familia todo el día”, dijo Herrera sobre su equipo formado también por una mayoría de mexicanas pero con una “importada” salvadoreña.
“Nosotras no tenemos muchos problemas porque casi todas estamos solteras. Hay sólo dos casadas y las otras estamos entre los 15 y los 25 años”, sonrió. “A nosotras quienes nos acompañan son nuestros padres y nuestros hermanos”, advirtió Herrera.
Y como todas las ligas deportivas crecen en equipos y se refuerzan en calidad, la liga de estas latinas en Riverdale no es la excepción. “Ya todas jugamos a un buen nivel y todos los domingos un equipo distinto puede resultar ganador”, concluyó Herrera.
Quienes deseen comunicarse con Susana López, de Aztecas, pueden llamarle al 240-676-9481, con Elevides Plácido, de Lakers, al 240-462-6516 y con Lourdes Herrera, de Blazers, al 301-523-2621. El Riverside Neighborhood Park está localizado en el 5801 Riverside Drive Riverdale, MD.