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La semana pasada, la tarea de mi hijo en el 3er grado era sobre nuestro sistema de gobierno y los valores que nos hace estadounidenses. Pensé que era una tarea apropiada y oportuna. En unos días los virginianos irán a las urnas para elegir al próximo gobernador de la Commonwealth, y con esto practicarán el acto más apreciado y sagrado de una democracia: el derecho al voto. Para los latinos, hay mucho en juego esta elección. El próximo gobernador tomará decisiones sobre muchos asuntos que tienen un impacto directo en la calidad de nuestras vidas.

Terry McAuliffe y Ken Cuccinelli ofrecen dos visiones muy diferentes para Virginia.

El plan de reforma fiscal de Cuccinelli disminuiría la tasa de impuestos para los virginianos más ricos, a pesar de que esos residentes pagan menos impuestos locales y estatales que aquéllos de ingresos moderados o bajos. Y se opuso a aumentar el salario mínimo, lo que beneficiaría a nuestra comunidad: los latinos en Virginia ganan un promedio de $24.000.

Virginia ocupa el puesto número 39 entre todos los estados con respecto a la financiación de escuelas, pese a ser el noveno estado más rico. A pesar de esto, el plan fiscal de Cuccinelli podría cortar $1,4 mil millones del fondo general de ingresos del estado. Estos recortes podrían resultar en una disminución de financiación escolar estimada en $422 millones, lo que impactaría desproporcionadamente a muchos de los 136.000 niños Hispanos en nuestras escuelas.

Sobre cuidado de salud, Cuccinelli es un oponente firme a Obamacare, cuando en Virginia, el 31% de los hispanos no tienen seguro médico. También se opone al derecho de la mujer a elegir.

Su récord sobre la inmigración es terrible. ¡Es como si quisiera competir con Tom Tancredo! En el 2010, Cuccinelli empujó a Virginia a adoptar políticas similares a la ley de Arizona S.B. 1070, que daba a la policía autoridad de cuestionar sobre el estatus migratorio.

Por estas razones, no es sólo un eslogan decir que el futuro de los latinos en Virginia depende de esta elección.

En el 2008, cuando era senador estatal, urgió al Congreso a enmendar la Enmienda Constitucional 14 para negar ciudadanía a los hijos de indocumentados. En el 2007, votó en contra de un proyecto de ley que permitiría a los indocumentados pagar matrícula estatal en las universidades públicas de Virginia, y también patrocinó un proyecto que permitiría a los empleadores despedir a empleados que no hablan inglés en el lugar de trabajo.

Recientemente ha tratado de moderar su tono alrededor de la inmigración, pero su récord habla más fuerte que sus palabras.

Por estas razones, no es sólo un eslogan decir que el futuro de los latinos en Virginia depende de esta elección. De acuerdo a cálculos del Center for American Progress, en el 2012 había 259.800 votantes latinos elegibles en Virginia, un aumento de 74% desde 2008, y se proyecta que para el año 2016, habrán 387.500 de ellos.

A pesar de todo, los números solos no se traducen en poder. Lo que es poderoso es cuando esos números se convierten en votos, y cuando elegimos a líderes que lucharán por nuestros intereses.

Es por esto que debemos modelar lo que nuestros hijos están aprendiendo hoy y participar del proceso democrático. Depende de esto nuestro futuro y también nuestra Commonwealth.

©Cárdenas es VP en el Center for American Progress Action Fund. Vive en Fairfax, VA. la columna de Rubén Navarrette regresa la próxima semana.

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