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La soledad de los republicanos

La reforma migratoria es un tema conservador que debería ser claramente asumido por el Partido Republicano. Es simple: la inmigración tiene que ver con la expansión de las oportunidades económicas, de la fuerza laboral y de la productividad de la nación.

Pero los republicanos que mantienen su oposición a la reforma lo hacen utilizando estereotipos racistas contra la fuerza laboral inmigrante hispana. “Invasores”, “enjambres”, “hordas”, “contagiadores de enfermedades” son algunas de las lindezas que he escuchado en los últimos diez años de boca de políticos que se llaman a sí mismos “conservadores” y de celebridades de los medios de comunicación.

Si ésta es la compañía con la que quiere asociarse el GOP, serán protagonistas de la historia de un fracaso político anunciado.

El ex presentador de CNN —hoy en Fox—, Lou Dobbs dijo hace unos años que los “inmigrantes ilegales” eran culpables de haber traído “7.000 casos de lepra” a Estados Unidos en tres años. En 2005, el presentador radiofónico Rush Limbaugh llamó a los inmigrantes “ilegales”, “especies invasoras”. En 2007, el congresista Virgil Goode (R-Va) dijo que “no rendiremos Estados Unidos y no se lo entregaremos a los invasores que llegan por la frontera sur”. Y en agosto de 2013, el congresista republicano por Iowa, Steve King, llamó a los inmigrantes “ilegales” contrabandistas de drogas que “arrastran 75 libras de marihuana por el desierto”.

Si ésta es la compañía con la que quiere asociarse el GOP, serán protagonistas de la historia de un fracaso político anunciado. Los republicanos fracasarán con el nuevo votante mayoritario —ésos que hoy se llaman “minorías”.El mensaje político republicano se perderá entre el barullo de las políticas del odio, la ignorancia, y la inflexibilidad. Y al final, el GOP terminará cediendo bajo el firme clamor de sus propios partidarios.

El pasado septiembre, 104 corporaciones firmaron una carta enviada al presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner (R-Ohio) y a la líder de la Minoría en el Congreso Nancy Pelosi (D-California) pidiendo la legalización de los más de 11 millones de indocumentados que trabajan en Estados Unidos.

McDonald’s, The Cheesecake Factory, American Express, Coca-Cola, Walt Disney, Sears, Verizon, Marriott, Johnson & Johnson, Verizon Communications, Hewlett-Packard… Comercio, banca, telecomunicaciones, entretenimiento, hostelería apoyan hoy un proyecto de ley para la reforma migratoria que permanece aún en el limbo de Capitol Hill.

El verano pasado, la Cámara de Comercio de EE.UU. también envió una carta  a Boehner y a Pelosi expresando que “la reforma de un sistema migratorio quebrado y desfasado es esencial para revitalizar una economía que ofrezca empleo de calidad y oportunidades a todos los estadounidenses”.

En el tema migratorio, sólo una fina línea separa al empecinamiento político del prejuicio.

A este paso, los republicanos terminarán como el congresista Steve King en una manifestación del Tea Party Patriots contra la reforma en Richmond, Virginia, en agosto, según cuentan las crónicas: “un solitario King sobre una tarima en un parque vacío”.

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