REINA. María Gabriela Isler.



EFE

REINA. María Gabriela Isler.

Nacida en la ciudad de Valencia, en el estado venezolano de Carabobo, y residente en Maracay, María Gabriela Isler, a sus 25 años, vive los mejores momentos de su vida al haber sido coronada como reina de la belleza universal, de entre las 85 participantes que representaban los cinco continentes.

“Soy una chica simple. Solo he venido a divertirme, a disfrutar del momento y aquí me encuentro”. Así hablaba la nueva Miss Universo en declaraciones a la televisión realizadas en inglés antes de conseguir el título.

Con ella ya son siete las mujeres venezolanas que han llevado en su cabeza la corona de Miss Universo y la valenciana se ha puesto ese adorno de perlas y piedras preciosas en la sala de conciertos Crocus City Hall de Moscú. Este país es el segundo en títulos de esta categoría, justo detrás de Estados Unidos que tiene ocho.

Las primeras declaraciones de la reina de la belleza fue hacia aquellos que pensaban que no podía ser: “Mucha gente incrédula pensaba que era imposible repetir esta hazaña. Pero lo hemos conseguido”, dijo Isler en rueda de prensa al finalizar el concurso.

El certamen tuvo como guapas de honor a la española Patricia Yurena Rodríguez, que quedó en segundo lugar, y a la representante de Filipinas, que fue la tercera del podio.

Por un buen rato durante la emoción final, había cuatro latinas entre las cinco finalistas que aspiraban al título, además de las citadas, la brasileña Jakelyne Oliveira y la ecuatoriana Constanza Báez. Hispanoamérica volvió a reinar entre las más bellas del planeta: ocho de las dieciséis finalistas que participaron en la gala final procedían de siete países de América Latina y España.

Además de las cuatro chicas que llegaron hasta la última etapa de la gala, peleada por un quinteto, disputaron también la final Fabiana Granados (Costa Rica), Yaritza Reyes (República Dominicana), Monic Pérez (Puerto Rico) y Nastassja Bolivar (Nicaragua).

La final fue retransmitida por televisiones de 190 países y congregó a más de mil millones de espectadores delante de las pantallas, según los organizadores del evento, sobre el que tienen los derechos la emisora de televisión norteamericana NBC y el magnate estadounidense Donald Trump,

Para la venezolana María Gabriela, entre los beneficios de conseguir el cetro de Miss Universo 2013 están la recompensa económica de $250.000 de premio y el derecho de llevar durante un año la corona de oro y platino con 1.371 gemas incrustadas.

La joven, al ganar el certamen, también tendrá que viajar por todo el mundo durante los próximos doce meses para participar en entrevistas y diversos actos sociales y benéficos.

María Gabriela Isler nació en Valencia, Carabobo, pero de pequeña se mudó a la ciudad a de Maracay, Aragua, donde reside. Gabriela posee también nacionalidad suiza, ya que su padre Juan Isler Lengemann es hijo de suizos emigrados de las comunas de “Lausana” y “Schaffhausen” a Venezuela. La Miss todavía tiene familia de su padre viviendo en Suiza.

Su madre de origen venezolano, Emperatriz J. Morales Flores y ella, María Gabriela, son licenciadas en administración de empresas y mercadeo, egresadas de la Universidad Tecnológica del Centro, en su ciudad natal Valencia.

En un twit que la nueva reina del universo envió el 8 de noviembre se podía leer: “Hoy amanecí como con una calma extraña, pues me siento orgullosa del lugar que he ocupado en sus corazones! Los adoro!”. Era un mensaje dirigido a sus compatriotas venezolanos.

Y ese mismo día se mostró más filosófica: “Todo me sirve, nada se pierde, yo lo transformo. Sé, nunca falla, el universo está a mi favor, y es tan mágico!!”

También aseguró sentirse “honrada” por convertirse en la séptima venezolana Miss Universo, al imponerse a 85 mujeres en el primer certamen celebrado en Rusia en 61 años de historia del concurso. Isler se ganó al jurado, incluido al cantante de Aerosmith Steve Tyler, al desfilar en bikini y luego en traje de noche plateado.

Luego ganó la ronda final de entrevistas al señalar, preguntada sobre su mayor miedo, que “todos tenemos que sobrepasar nuestros miedos y esto a cambio nos hará más fuertes”.

Como nuevo rostro de una firma de lencería italiana, posó en el hotel de Moscú con un bañador blanco cosido a mano con esmeraldas, diamantes y rubíes valorado en un millón de dólares.

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