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Víctimas de abuso sexual de sacerdotes católicos en México reconocieron al comité de las Naciones Unidas que señaló que el Vaticano adoptó políticas que permitieron a curas violar a miles de niños por décadas, aunque advirtieron que aún sigue pendiente la batalla por llevar a todos los pederastas y a sus encubridores en la Iglesia a que enfrenten la justicia civil.

Las víctimas y activistas mexicanos dijeron el miércoles en rueda de prensa que el Papa Francisco tiene la oportunidad, que no quisieron aprovechar sus antecesores, de reconocer la responsabilidad institucional de la Santa Sede en los abusos sexuales en que han incurrido los sacerdotes y tomar medidas para enfrentarlo y evitar que vuelva a ocurrir.

José Barba, un ex legionario que denunció haber sido víctima junto a otros seminaristas del abuso sexual del fundador de los Legionarios de Cristo, Marcial Maciel, dijo que ahora se podrá conocer si las declaraciones del Papa pueden tener “efectos verdaderos” dentro de la Iglesia.

“Queremos interpelar al Papa Francisco”, dijo Alberto Athié, un ex sacerdote católico que dejó el ministerio en medio de presiones de la Iglesia por haber apoyado a seminaristas que denunciaron a Maciel.

El caso más sonado en México ha sido el de Maciel, fundador de los Legionarios y fallecido en 2008, quien tras años de recibir el respaldo de la Iglesia fue señalado por el mismo Vaticano en 2010 de haber llevado una doble vida que incluyó abusos a seminaristas y de haber procreado al menos tres hijos con dos mujeres diferentes.

En su informe, el comité de la ONU sobre los Derechos del Niño llamó a la Santa Sede a abrir sus archivos de pedófilos y los obispos que ocultaron sus crímenes.

El Vaticano, por lo pronto, ha objetado el reporte.

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