1. Después de dos décadas trabajando con la comunidad hispana, escribiendo sobre temas latinos y escuchando la historia de interés humano, siempre surge un denominador común que nos rompe el corazón: la historia de esas personas que se convencieron a si mismas de que si trabajaban duro y conseguían sus metas, serían recompesadas con la ciudadanía. Pensaban que en este país la ciudadanía se ganaba. Pero la realidad es que es más fácil “comprar” la ciudadanía estadounidense —millonarios, ejecutivos y estrellas del entretenimiento— que ganarla —trabajadores inmigrantes, hombres y mujeres indocumentados en el Ejército, niños traídos al país ilegalmente y que ahora son adultos de excelencia llenos de sueños americanos.
2. El presidente Barack Obama en su discurso sobre el Estado de la Unión, el martes 29 de enero, le dedicó 1 minuto y 19 segundos al tema migratorio. 1 minuto y 19 segundos sobre lo que se ha denominado uno de los temas de derechos civiles más importantes del siglo XXI. 1 minuto y 19 segundos para destacar los beneficios económicos de la reforma migratoria mientras guardaba silencio sobre el drama humano —la separación familiar— y sobre el positivo impacto socioeconómico y cultural —la revitalización de las comunidades. Y en los televidentes seguía vivo el mismo sentimiento: un sistema migratorio disfuncional necesita arreglo, y se deben parar los ataques a las vulnerables familias inmigrantes.
3. ¿Merece el 75% del voto hispano un presidente que le prometió a los hispanos su compromiso personal con una reforma migratoria? Las 120 palabras que Obama le dedica a la reforma migratoria fueron “estratégicas”, según asesores presidenciales citados por The Washington Post. ¿Se volverá esto una pesadilla “estratégica” cuando los candidatos demócratas intenten atraer el voto hispano en las próximas elecciones? El presidente que “no se quedará parado” pudo al menos sugerir o “amenazar’ con una orden ejecutiva sobre el tema de deportaciones no urgentes. La idea es suspender las deportaciones hasta que se llegue a un acuerdo en el proyecto de ley de reforma. Muchos piensan que si el Congreso no actúa, Obama tiene el poder de detener las deportaciones de “un plumazo”. Una acción ejecutiva de Obama enviaría un mensaje claro: el presidente actuará unilateralmente a no ser que el Congreso le envíe un proyecto de ley de inmigración. La acción ejecutiva para detener la deportaciones de inmigrantes indocumentados que no hayan cometido crímenes graves sería políticamente consistente y con precedente.
4. Sí, Mr. President, los inmigrantes de Estados Unidos y decenas de miles de familias estadounidenses cuyos seres queridos son inmigrantes documentados o indocumentados entonaban con usted, durante su discurso, cada vez más alto: “La oportunidad es quienes somos”. Es una pena, Mr. President, que al decir esto no hablase de ellos.
Avendaño es editor ejecutivo de El Tiempo Latino
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