El mexicano Mauricio Sulaimán, presidente del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), llega al cargo como heredero natural de su padre, José Sulaimán, y el mérito de una trayectoria en el seno de una organización vinculada a su familia por 40 años.
Tras la influencia del apellido Sulaimán en la Junta de Gobierno, el puertorriqueño José Sánchez, uno de sus 26 miembros, dijo que su nuevo presidente “es la mejor persona para dirigir” al CMB, que fue fundado en 1963 en Ciudad de México.
A sus 44 años, Mauricio mantiene estrechos nexos, personales y profesionales, con todos los integrantes de la junta, algunos contemporáneos de su padre que le conocen de sus visitas al hogar paterno.
El nuevo dirigente del CMB se hacía fotos de niño con los campeones y los promotores que visitaban su casa o durante los viajes en los que acompañaba a su padre, que lo obligó a ocupar por diez años el cargo de secretario ejecutivo.
“Siempre voy a ser el hijo de Don José”, declaró el nuevo titular del CMB al exponer un primer esbozo de sus planes de trabajo, entre los que están retomar la Copa del Mundo y continuar los estudios para proteger la vida y la salud de los púgiles.
El mayor reto que le espera en el CMB a este administrador de empresas está abajo de los cuadriláteros, al considerar que algunas de las grandes peleas que le pueden dar al espectador no son posibles por intereses económicos.
“Muchas de las grandes peleas no se dan por situaciones que pasan abajo del ring”, dijo Sulaimán al referirse a las diferencias de criterio entre los promotores y los entrenadores.