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Cardenales debaten el divorcio

CIUDAD DEL VATICANO (AP) — Cardenales de todo el mundo ahondaron el jueves 20 en uno de los asuntos más espinosos que enfrenta la Iglesia: ¿cómo encontrar caminos para proporcionar mejor atención pastoral a católicos divorciados y en segundas nupcias a quienes se les ha prohibido recibir la comunión y otros sacramentos?

El cardenal alemán Walter Kasper, un preeminente teólogo que ha solicitado “aperturas y cambios” en referencia al trato que se les da a estos católicos, pronunció un discurso inaugural de dos horas en el marco de la reunión de dos días, la cual está sirviendo de preparación para otra de obispos en octubre sobre asuntos familiares.

Las enseñanzas de la Iglesia sostienen que a menos que el primer matrimonio sea anulado, o declarado nulo e inválido por un tribunal eclesiástico, los católicos que vuelven a casarse no pueden recibir la comunión ni otros sacramentos debido a que en esencia viven en pecado y cometen adulterio. Con frecuencia tales anulaciones son imposibles de obtener o el proceso puede demorar años, un problema que ha dejado a generaciones de católicos sintiéndose rechazados por su Iglesia.

El papa Francisco ha pedido un enfoque más misericordioso hacia el problema, pero sin apartarse de la doctrina de la Iglesia. Hizo un llamado el jueves a tener una atención pastoral a las familias que sea “inteligente, valerosa y llena de amor”, pero que tampoco profundice en opciones caso por caso para eludir la doctrina.

Kasper citó frecuentemente la Biblia como una fuente de inspiración en una señal, casi de naturaleza protestante, de que la respuesta al problema está en la Sagrada Escritura. Dijo a reporteros que el pontífice le había pedido plantear interrogantes a los 150 cardenales para comenzar un debate sobre el asunto.

“No podemos cambiar la doctrina”, señaló Kasper. “Se trata de aplicar la doctrina a situaciones concretas”.

Citó un caso en el que él estuvo involucrado respecto a una madre católica casada en segundas nupcias cuya hija se estaba preparando para la primera comunión, pero ella en sí no podía recibir la comunión porque su primer matrimonio nunca fue anulado.

“La madre quiere vivir en la fe. Educó a su hija en la fe. Acudió a la confesión porque su matrimonio había fracasado. Pero, ¿no es posible que haya una absolución al pecado en este caso?”, preguntó.

Hay un debate activo sobre si la antigua Iglesia cristiana permitía a los católicos divorciados y casados en segundas nupcias recibir la comunión después de un período de penitencia, algo que Kasper citó.

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