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La Primera Dama, Michelle Obama, anunció el martes 25 de febrero una iniciativa para prohibir la publicidad de la comida poco saludable y los refrescos azucarados en las escuelas del país.

Con esta norma, las escuelas no podrán tener máquinas expendedoras que promocionen los refrescos más populares —muy ricos en azúcares— con grandes fotografías ni tampoco podrá haber carteles que animen a consumir la llamada “comida basura”.

Se busca así minimizar el uso de alimentos que son bien conocidos por proporconar un exceso de calorías mientras aportan un reducido número de nutrientes básicos. La norma afecta a los recintos escolares, según informaron fuentes oficiales.

La nueva propuesta se enmarca en los esfuerzos del Departamento de Agricultura para actualizar los estándares dietéticos saludables que deben seguir los colegios de todo el país.

Este departamento exigirá además que todos los alimentos y bebidas que se vendan en las escuelas, incluidos los de las máquinas expendedoras, cumplan al menos uno de los siguientes requisitos: contener cereales integrales, tener como principal ingrediente una fruta, verdura o proteína, o aportar el 10 por ciento de la cantidad diaria recomendada de calcio, vitamina D y fibra.

Asimismo, se actualizarán los estándares sobre las calorías, el contenido en grasa, el sodio y el azúcar de las comidas y bebidas vendidas en los centros escolares.

Las bebidas se limitaran a agua, leche baja en grasa, y zumos de frutas o vegetales naturales, al menos en los primeros cursos, mientras que en la secundaria los estudiantes tendrán acceso a refrescos bajos en calorías.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la obesidad infantil es uno de los problemas de salud pública más graves del siglo XXI.

La prevalencia ha aumentado a un ritmo alarmante.

Se calcula que en 2010 ya había 42 millones de niños con sobrepeso en todo el mundo, de los que cerca de 35 millones viven en países en desarrollo.

En Estados Unidos, cerca del 15 por ciento de la población infantil sufre de sobrepeso.

Los niños obesos y con sobrepeso tienden a seguir siendo obesos en la edad adulta y tienen más probabilidades de padecer a edades más tempranas enfermedades no transmisibles como la diabetes y las enfermedades cardiovasculares.

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