El sentido drama biográfico dirigido por Diego Luna “César Chávez” retrata los cinco años de lucha del cofundador de la Unión de Campesinos en la década de 1960 en California para llevar a la mesa de negociación a los productores de uva para lograr sueldos justos y mejores condiciones para los trabajadores explotados.
Es una historia emocionante sobre una lucha de la vida real por la justicia social y claramente un proyecto apasionante para el actor mexicano en su segundo largometraje como director. Pero aunque las virtudes clásicas de la película y la integridad de su tema le dan cierto impulso, su manejo corriente, su guion accidentado así como algunos integrantes del elenco mal elegidos hacen que sólo logre por momentos el poder dramático para igualar la historia que retrata.
La vida de Chávez en los años posteriores, en especial su famosa huelga de hambre de 1988 para protestar por el uso de pesticidas cancerígenos en los viñedos, es el tema del documental “Cesar’s Last Fast”. En cambio el guion mal estructurado de “César Chávez”, escrito por Keir Pearson (“Hotel Rwanda”) y Timothy J. Sexton (coautor de “Children of Men” de Alfonso Cuarón), se concentra en sus primeros años.
Tras haber obtenido experiencia en asuntos laborales con el grupo por los derechos civiles de los latinos Community Service Organization, César (Michael Peña) regresa en 1962 al centro de California, donde trabajó como agricultor desde los 11 años después de que su familia perdió su rancho en Arizona por la Gran Depresión. Junto con Dolores Huerta (Rosario Dawson) funda lo que se convertirá en la Unión de Campesinos (conocida en inglés como United Farm Workers), primero sumándose a los agricultores filipino-estadounidenses en huelga contra los productores de uva en Delano y después encabezando una marcha histórica a Sacramento por la misma causa. Huerta y Chávez también incitaron a un boicot contra la uva, lo que llamó la atención a nivel nacional y finalmente les hizo recibir el apoyo político de Robert F. Kennedy.
Chávez logró que los activistas contaran historias reales sobre la injusticia, que le pusieron un rostro humano a su lucha, y de manera similar los guionistas tratan de darle un rostro humano a su sujeto. Junto con su enérgica esposa Helen (América Ferrera), César va a los sembradíos para obtener información y apoyo. Ante la resistencia de los productores, la represión de la policía y el descontento hacia el interior del movimiento de los trabajadores, César decide enfocarse completamente en la lucha, a costa de su gran familia.
Este es un proyecto bastante más ambicioso que el debut como director de Luna con el drama familiar “Abel” de 2010, pero le falta maestría para darle empuje a la historia. Tampoco le ayuda el guion entrecortado que se tambalea entre las escenas íntimas, las reuniones agitadas y los enfrentamientos violentos con el mismo manejo cuadrado, que nunca concreta el arco dramático ni tiene suficientes pausas como para desarrollar al personaje.
Esto es un problema especialmente con César, y Peña no logra impresionar en ese papel sagrado. Aunque el actor ha demostrado que puede trabajar bien con el personaje correcto (el policía desafortunado en “End of Watch”, o un falso inversionista árabe en “American Hustle”, por ejemplo), se ve monolítico en la cinta. Vocifera vez de crear un retrato matizado de alguien que debemos asumir era muy ferviente y según la mayoría de las versiones era un hombre espiritual. No logra ser un líder suficientemente carismático o persuasivo para avivar a multitudes de trabajadores atemorizados para exigir sus derechos.
Dawson no puede hacer otra cosa más que quedarse sentada viéndolo preocupada o indignada. Sólo Ferrera logra plasmar un personaje real como la valiente Helen, quien apoya los proyectos de su esposo pero también lucha por su propio punto de vista sobre cómo se debe llevar el movimiento.
Tampoco hay mucha sutileza en el lado del malo. Michael Cudlitz parece poco apto para interpretar al racista aguacil de Delano, mientras que John Malkovich (quien también es productor) pasa sin pena ni gloria como el más traicionero de los productores de uva, que quiere imponer sus términos en vez de negociar.
A nivel técnico la película está bien hecha pero no tiene nada de extraordinario y de alguna manera parece un poco raquítica, aunque integra imágenes de archivo y material fotográfico, sin conseguir un buen efecto.
“Cesar Chavez” de Lionsgate se estrena el viernes en Estados Unidos con clasificación PG13, no apta para menores de 13 años por algunas escenas violentas y lenguaje inapropiado.