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El hombre del sí se puede

Tal vez sea éste el año de César Chávez. El legendario activista por los derechos civiles y laborales de los trabajadores del campo es el protagonista de un documental, “Cesar’s Last Fast” y  de una película de Hollywood, “César Chávez: An American Hero”.

El activista César Chávez en el Valle de Salinas, en 1979.


           
   

AP

El activista César Chávez en el Valle de Salinas, en 1979.

El fotógrafo Víctor Alemán siguió a Chávez durante los años 60. Esta foto fue tomada en las montañas de Santa Mónica, California. -Vía EFE-


           
   

EFE

El fotógrafo Víctor Alemán siguió a Chávez durante los años 60. Esta foto fue tomada en las montañas de Santa Mónica, California. -Vía EFE-

La activista Dolores Huerta en DC


           
   

Cort. Dept. de Trabajo

La activista Dolores Huerta en DC

Además, su nombre se reivindica en las marchas pro reforma migratoria que salpican el país. Su espíritu alentó cuando el sindicalista Eliseo Medina hizo una huelga de hambre de 22 días ante el Capitolio, en DC, en noviembre de 2013, a favor de la reforma y en contra de las deportaciones.

“César era un genio como organizador, un inspirador, una fuerza para todos nosotros, y para mí que era un trabajador del campo en California con una educación elemental y sin esperanza en el futuro, hasta que conocí a César”, dijo Medina.

La sombra de Chávez se expande en 2014, como las alas del águila azteca, símbolo del sindicato que fundó con Dolores Huerta en 1962.

“César era una persona dedicada, comprometida con la justicia”, dijo Huerta a El Tiempo Latino. “La unión de campesinos la comenzamos César, su esposa Helen y yo con muchos sacrificios. El 31 de marzo es el cumpleaños de César Chávez y la mejor manera de celebrar su nacimiento es ir al cine y apoyar la película”, expresó Huerta.

El director Diego Luna y algunos de los actores de la película reivindicaron, el 19 de marzo, en la Casa Blanca la vigencia del “Sí se puede”.

Vida de un hombre normal

Nació en Yuma, Arizona, el 31 de marzo de 1927, en una familia de seis hijos, que se dedicaba a la recogida de cosechas: guisantes y lechuga en el invierno; cerezas y frijoles en la primavera; maíz y uvas en el verano; y algodón en el otoño. César Chávez se convertiría, con el tiempo, en un sindicalista comprometido con la causa de los derechos civiles y laborales de los trabajadores agrícolas.

Dejó la escuela en el octavo grado, según algunas fuentes, porque no quería que su madre, Juana, trabajara en los campos; pero también porque su experiencia escolar fue muy dura: hablar español estaba prohibido en la escuela y, como el español era su lengua materna, sufrió el castigo físico de parte de sus profesores. Y así, de adolescente, se convierte en un trabajador agrícola temporero.  A los 19 años se enrola en la Marina estadounidense donde serviría durante dos años. A su regreso se casa con su novia de la secundaria, Helen Fabela. La pareja se va a vivir a San José, California, donde nacerían sus ocho hijos. En San José, viven en un barrio llamado “Sal Si Puedes”. Chávez entendió pronto que la mejor manera de “salir” era la educación.

César Chávez trabajó en los campos de California hasta 1952 cuando se convirtió en activista de un grupo latino de derechos civiles. En 1962 co-fundó con Dolores Huerta lo que más tarde se llamaría United Farm Workers (UFW). Es la época que el periodista e investigador Juan González, en su libro “Harvest of Empire”, al hablar del ascenso hispano en Estados Unidos, sitúa entre el período de “integración” y el período “radical”. Dice González que la UFW de Chávez luchaba por “derechos básicos” que los ‘mexicanos’ tenían como ciudadanos estadounidenses: derecho a sindicarse, a votar, a servicios públicos básicos, como la educación, la vivienda, el agua.

“Chávez, el representante más sobresaliente de esta tendencia, llegaría a convertirse en el líder hispano más admirado en el país”, escribe González.

En el libro “Latinoamericanos, el legado de 500 años que dio forma a una nación”, el periodista Ray Suárez cuenta el origen del sindicato desde la perspectiva de Huerta: “Un día César me llamó a su casa y me dijo: ‘sabes que los trabajadores del campo nunca van a tener un sindicato a menos de que tú y yo lo iniciemos’. Se había acordado que él sería el líder . No me importó… Yo digo siempre: ‘ los hombres quieren ver quién tiene la culpa y quién recibe el crédito’. Pero las mujeres decimos: ‘¿A quién le importa? Hagamos nuestro trabajo’”.

Huerta se mudó a la casa de Helen y César  Chávez con seis de sus hijos. Mientras Chávez y Huerta viajaban por los campamentos de los trabajadores agrícolas en California, Helen se ocupaba de 14 niños, los suyos y los de Huerta.

El 8 de septiembre de 1965, los trabajadores de la vendimia en Delano, California, comenzaron una huelga para demandar mejor paga. Estos trabajadores, en su mayoría de origen filipino, pidieron la solidaridad del sindicato de Chávez y Huerta. Fue el inicio de un movimiento huelguista que cambiaría las relaciones laborales en el agro californiano y estadounidense: manifestaciones ante los viñedos, la marcha desde Delano a Sacramento, capital de Calfornia; campañas para que en las ciudades se boicoteara el consumo de ciertos, vinos… El movimiento duró cinco años y tuvo repercusiones nacionales. En marzo de 1966, un subcomité del senado federal, se trasladó a California para mantener una audiencia sobre la huelga, en ella, el senador Robert F. Kennedy, manifestó su apoyo a los huelguistas.

Chávez atrajo la atención de la causa, además, por medio de varias huelgas de hambre: en 1968 dejó de consumir alimentos por 25 días para promocionar los principios de la no violencia. En 1970, ayunó para preparar los actos de desobediencia civil de los trabajadores agrícolas. Y en 1972 ayunó contra la legislación de Arizona que prohibía boicots y huelgas de campesinos durante la cosecha.

En estos días, el recuerdo de Chávez viene unido a las manifestaciones por la reforma migratoria, pero hay que apuntar que la UFW se opuso al Programa Bracero —trabajadores temporales— que existió entre 1942 a 1964. Tanto Chávez como Huerta pensaban que el programa perjudicaba a los trabajadores estadounidenses y explotaba a los migrantes.

En 1973 la UFW se opuso a la entrada de indocumentados mexicanos porque los consideraban un peligro para la fuerza del sindicato. Pero en 1986, Chávez y Huerta, colaboraron para que la administración del presidente Ronald Reagan pasase la ley de inmigración que legalizaría unos tres millones de indocumentados. Unos 20 años antes, Reagan había calificado de “inmorales” las huelgas de los trabajadores agrícolas de California.

Chávez murió el 23 de abril de 1993 en San Luis, Arizona.

Poco después, su esposa, Helen, donó la chaqueta negra del sindicato al National Museum of American History.

La película que celebra el legado de Chávez

EN DC. (De izq. a der.) Diego Luna, Rosario Dawson, María Teresa Kumar, y América Ferrera, el 18, en la ‘premier’ del filme “César Chávez” en el Newseum.


           
   

Alfredo Duarte Pereira para ETL

EN DC. (De izq. a der.) Diego Luna, Rosario Dawson, María Teresa Kumar, y América Ferrera, el 18, en la ‘premier’ del filme “César Chávez” en el Newseum.

La película “César Chávez” se estrena hoy viernes, 28 de marzo, en más de 100 cines del país.

Está dirigida pr Diego Luna e interpretada por Michael Peña, en el papel de Chávez. Además, América Ferrera interpreta a Helen, la esposa del sindicalista; Rosario Dawson es Dolores Huerta, y John Malkovich quien es coproductor e interpreta al propietario de unos de los viñedos en los que se producen las huelgas por mejoras laborales impulsados por Chávez en 1965. “Sentimos que esta película es una plataforma para elevar a César Chávez al panteón de los héroes estadounidenses”, dijo Edward Allen, presidente de Pantelion Films, el estudio creado por  Televisa que distribuye la película.

Por su parte, Luna, dijo en Austin, Texas, donde recibió el premio del público al mejor film que cuando estaban trabajando en la película pensaban siempre en cómo conectarla con la realidad de hoy: “pero me di cuenta de que sale de manera natural e inevitable”, explicó Luna.

“La película puede ayudar a convencer a algunos que son indiferentes a una presión que está sucediendo en todo el país, que es incuestionable y que el cine puede poner sobre la mesa”, expresó  el director mexicano sobre la posible influencia de la película en el tema de la reforma migratoria.

Y sobre el presidente Obama, quien asistió a la proyección privada de “César Chávez” en la Casa Blanca, el 19 de marzo, dijo que “Hay un miedo constante a que todo ese sueño se caiga en un día, un miedo constante a la deportación”.

Luna se posicionó también sobre la situación actual de los trabajadores del campo, 50 años después de la lucha de Chávez, y sobre el desconocimiento del resto de la población de las condiciones en las que trabajan quienes recolectan sus alimentos.

“No puede ser que a alguien que alimenta a su país le cueste tanto alimentar a su familia, no puede ser que en el campo siga habiendo niños trabajando en vez de estudiando”, apuntó Luna.

Michael Peña interpreta a un César Chávez contenido, reflexivo y serio, que escucha más de lo que habla, que dice poco pero cuenta mucho.

“Era alguien a quien le disgustaban las injusticias; los campesinos de la época trabajaban 16 horas al día, no podían comer ni ir al baño”, contó Peña, conocido por filmes como “Crash” y “End of Watch”.

La vigencia del “Sí se puede” en el contexto político y social actual la enfatizó el director Luna: “Chávez les decía a los campesinos que sus historias importaban… Estados Unidos es el país para el que trabajan, al que alimentan, que están construyendo, pero que les recuerda todos los días que no pertenecen a él”, dijo.

Durante un evento de presentación de la película en el Newsseum de Washington, DC, el 18 de marzo, Dawson y Ferrera enfatizaron el papel de las mujeres en la lucha por los derechos laborales y civiles de los años 70 y 80 del siglo XX. Y ésa es, dijeron, la importancia y relevancia del largometraje.

Dolores Huerta se lo dijo así a El Tiempo Latino: “El 31 de marzo es el cumpleaños de César Chávez y la mejor manera de celebrar su nacimiento es ver y apoyar la película”.

—Alberto Avendaño