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Aprender una profesión

Sobre la mesa de madera se desparraman destornilladores, taladros, bobillas, pinzas, un manual abierto con instrucciones en español, y cajas de metal por donde pasan cables de colores. El profesor da indicaciones, dibuja en una pizarra, y responde las preguntas de sus alumnos.

En el curso de electricidad básica dictado por Instituto Hispano de Negocios y Entrenamiento de Montgomery College en Casa de Maryland, los estudiantes, llegan después de sus trabajos para sacar una certificación que les permitirá mejorar su calificación en el trabajo.

“Sacar una licencia de electricista es más difícil que recibirse de médico”, dijo la uruguaya Liliana Arango, directora de programas del Instituto donde también hay clases de negocios, computación, construcción y otras disciplinas que permiten una salida laboral rápida.

Desde hace cinco años, este curso de electricidad, diseñado por el arquitecto colombiano Luis Moya, está dedicado a los hispanos y se hace en español. Son 80 horas de clases teórico-prácticas que se dictan en Casa de Maryland, y que culminan con un examen final en el que los estudiantes deberán hacer la instalación eléctrica en una casa ficticia instalada en uno de los laboratorios de Montgomery College.

“Este curso los ayuda a conseguir trabajo”, comentó Arango. “Los alumnos reciben nociones básicas de electricidad y un certificado aprobado por el condado de Montgomery”, añadió.

Los alumnos aprenden qué es la electricidad, cómo se transmite y cómo se usa, y dura un semestre. Los cursos son de enero a abril, y de septiembre a diciembre. Y hay un máximo de 15 alumnos por curso. El programa se implementa desde hace cinco años, y el costo del primero de los cuatro cursos que completan las 80 horas reglamentarias es de $235, y del segundo al cuarto, $200 cada uno.

“Los estudiantes que terminan el ciclo pueden buscar mejores trabajos”, aseguró Moya.

“Algunos montan su propia compañía y otros ascienden en sus puestos”.

Para la salvadoreña María Escobar, este curso es el puntapié inicial para encontrar otra oportunidad laboral. Hace 20 años que llegó a este país desde La Paz, y fueron sus cuatro hijos los que la impulsaron a buscar nuevos caminos. Actualmente trabaja limpiando casas, pero también hizo su incursión en la parte administrativa de una empresa de construcción.

Su meta es seguir estudiando instalación y diseño de paneles solares, otro curso que se dicta en el Instituto capitaneado por Arango. Estas clases incluyen el estudio y análisis de las diferentes formas de energías renovables, y el funcionamiento del sistema fotovoltaico (PV). También la elaboración de prácticas esquemáticas y cálculos de conexiones de paneles solares en serie y en paralelo.

“Paneles solares es el futuro”, afirmó Escobar. “Mi idea es poner mi propia empresa”.

El colombiano Fernando Prince, también sigue los pasos de Escobar, aspira a hacer el curso de paneles solares y estudiar ingeniería.

“Llegué aquí hace 12 años, ahora trabajo en construcción, pero decidí hacer este curso porque no sabía nada de electricidad”, dijo. “Necesito tener nociones básicas para después seguir mi perfeccionamiento en este campo”.

Cuando se creó este curso, existía una fuerte demanda en el rubro, pero no había cursos formales con buenos laboratorios.

Por lo general, los estudiantes llegan a la clase después de sus trabajos.

“Me preocupa porque los muchachos vienen cansados”, remarcó Moya.

“Por eso quiero que no sientan que perdieron el día y no aprendieron nada. Ellos hacen un gran sacrificio”.

Jorge Bonilla, de La Unión, El Salvador, hace 10 años que vive en el área, tiene dos niños y lleva ocho meses trabajando en la sección de mantenimiento de un hotel de DC.

“Para el trabajo que hago en el hotel, necesito saber electricidad, y este curso me enseña lo básico”, comentó.

Para Moya, el objetivo fundamental es que los alumnos terminen el curso con un nivel técnico especializado que les permita competir en el mercado al mismo nivel que un estadounidense.