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El GOP y los demócratas siguen estancados en un callejón sin salida y sin sentido sobre un tema constitucional de crucial importancia para Estados Unidos: la reforma migratoria. Los intereses de ambos partidos mandan y sus líderes muestran su intransigencia en un juego de autopreservación y politiqueo. Esta es la conclusión a la que llegó el periodista de Univisión Jorge Ramos, uno de los comunicadores más influyentes en el país sobre temas hispanos.

El 22 de mayo, Ramos asistió a las conferencias de prensa semanales de los líderes de la Cámara de Representantes y del Senado, y consiguió que ambos eventos —generalmente de una discreta trascendencia— tuvieran relevancia periodística.

“¿Por qué bloquea usted la reforma migratoria?”, le preguntó Ramos al presidente de la Cámara Baja, John Boehner (R-OH). “¿Yo? ¿Bloqueo?,” respondió Boehner, para comentar a continuación que no confiaba en el presidente Obama y su Ley de Salud, como su justificación para la falta de acción en el tema migratorio. “¿Qué tiene que ver Obamacare con la reforma?”, preguntó Ramos. No hubo respuesta.

Ramos le recordó a Boehner que no había llevado el proyecto de ley de inmigración —aprobado en el senado— a un voto en la Cámara de Representantes.

De nuevo, no hubo respuesta.

Ese mismo día, Ramos cuestionó al líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid (D-NV). Le dijo que los demócratas parecían ofrecer falsas esperanzas al votante latino sobre la posibilidad de reforma migratoria.

Puede que el GOP desee que reine la nada en el tema migratorio hasta las eleccones presidenciales de 2016. Entonces, tal vez, harían pública su visión sobre el asunto. Porque los republicanos temen que aprobar una reforma bajo la actual administración aumentaría aún más el favor del voto latino por los demócratas. Reid dijo que si el GOP no hacía ada respecto al tema migratorio en las próximas seis semanas, entonces los demócratas pasarían a la acción.

¿De verdad?

De ser así viviríamos en la nada, al menos, hasta el 21 de julio. Mientras, Obama —para mostrar su “firmeza”— sigue aplicando una política migratoria estricta que destruye familias e impacta negativamente en la comunidad inmigrante.

Y Boehner decide seguir ignorando el mandato de la Corte Suprema en 2012, a raíz de la decisión sobre Arizona, en la que se expresó que la inmigración es una responsabilidad federal que requiere acción rápida, amplia y justa hacia las personas que viven en Estados Unidos —ciudadanos y no ciudadanos.

Hace dos semanas, hablé de ese mandato que pesaba sobre Obama y sobre Boehner para cumplir con su responsabilidad constitucional respecto al tema de la inmigración y la ciudadanía.

Ramos reiteró ese punto, demostrando que nuestro iderazgo ha decidido aferrase a la inacción, rechazando así toda responsabilidad en la solución de uno de los temas más importantes que encara nuestra nación.

Hay que exigir que nuestros líderes actúen por el bien de todos.

Ya.

Avendaño es Editor Ejecutivo de El Tiempo Latino

alberto@eltiempolatino.com

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