Supuestamente la guerra de Irak había terminado para Estados Unidos. Por eso volvió a aflorar toda una gama de emociones cuando la gente se enteró de que los estadounidenses volvían a bombardear una nación que invadieron en 2003 para liberar y estabilizar y de la que habían retirado sus fuerzas hace tres años.
En entrevistas en todo el país, los estadounidenses manifestaron sentimientos contradictorios sobre los bombardeos que comenzaron el viernes, ordenados por el presidente Barack Obama, después de haber cumplido una promesa electoral cuando retiró el último soldado de Irak en 2011.
Muchos de los que apoyan la decisión lo hacen por motivos contrastantes. Los que se oponen dijeron que Estados Unidos nunca debió haber invadido Irak, aunque también admiten el dilema de la obligación de Washington con la desgarrada nación, que ha experimentado la violencia entre sectas islámicas opuestas y, recientemente, el avance implacable del grupo extremista Estado Islámico.
Pero hubo una opinión constante: nadie puede avizorar una solución concreta para los problemas de Irak.
Neil McCanon, que estuvo cuatro meses en Irak con el ejército, opinó que Estados Unidos no debió invadir Irak en 2003. “Supuse que no se justificaba, y se demostró injustificado después de llegar allí”, dijo, refiriéndose a la inexistencia de las armas de destrucción masiva, la supuesta amenaza esgrimida por el gobierno de George W. Bush para justificar la invasión.
Pero consideró justificados los ataques aéreos del viernes a milicianos del Estado Islámico que han conquistado territorios en Irak y Siria. “Esos son mala gente, no hay ninguna duda. La única cuestión es dónde debemos usar la fuerza y cuánta, supongo”, afirmó McCannon.
Uno de los motivos por los que votó por Obama fue porque prometió poner fin a la guerra. Confía en la promesa del presidente de no enviar soldados a Irak, pero no sabe cuál es el límite para el uso de la fuerza.
Tom Lord, un bombero retirado de Fort Lauderdale, Florida, dijo que apoyaba los nuevos ataques, aunque no está de acuerdo con la mayoría de las demás decisiones de Obama.
“Espero que despache soldados, pero no creo que lo haga”, afirmó. “Tenemos que volver allí para restablecer la paz, o al menos intentarlo”.
Por su parte Timothy Broxson en Pensacola, Florida, comentó sobre los bombardeos a los extremistas: “No sé si es nuestra responsabilidad, pero creo que es lo correcto”. Agregó que el avance de los extremistas “es una carnicería y debemos hacer algo al respecto”.