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Los ojos que nos enseñaron México

La tarde del lunes, 8 de septiembre, el Instituto Cultural de México inauguró oficialmente la muestra dedicada al director de fotografía Gabriel Figueroa Mateos, un pionero del cine, un artista de la imagen  y uno de los responsables de la llamada “Edad de Oro” del cine mexicano.

Gabriel Figueroa Flores señala a su padre, el cineasta Gabriel Figueroa Mateos, en una foto del set de la película “Allá en el Rancho Grande” (1936), durante la exhibición homenaje a Figueroa Mateos en el Instituto Cultural de México, el 8 de septiembre, en Washington, DC.


           
   

Alfredo Duarte Pereira para ETL

Gabriel Figueroa Flores señala a su padre, el cineasta Gabriel Figueroa Mateos, en una foto del set de la película “Allá en el Rancho Grande” (1936), durante la exhibición homenaje a Figueroa Mateos en el Instituto Cultural de México, el 8 de septiembre, en Washington, DC.

GABRIEL FIGUEROA: LA EDAD DE ORO DEL CINE DE MÉXICO

Instituto Cultural de México 2829 16th St, NW Washington, DC 20009

La exposición estará en exhibición del 9 de septiembre al 3 de noviembre del 2014. Como complemento a la exhibición se presentarán 3 películas —la entrada es gratis pero hay que hacer RSVP en http://www.instit…:

Multiple Perspectives, the crazy machine | 18 de septiembre, 6:45pm: Documental, 96 min. Emilio Maillé, 2012. Antología de las imágines más icónicas y simbólicas de la cinematografía mexicana de la mano de Gabriel Figueroa.

The Pearl | 15 de octubre, a las 6:45 pm: Cine, 87 min. Emilio El Indio Fernández, 1945. Traducción a la pantalla del libro de John Steinbeck sobre la “civilizada ambición”.

Los olvidados | 30 de octubre, 6:45 pm: Cine 85 min.Luis Buñuel, 1950. Una aclamada obra maestra del director español fotografiada por Figueroa. Los Olvidados fue inscrita en “Memory of the World” de la UNESCO en 2003 en reconocimiento a su alto significado histórico.


Al evento acudió el embajador de México ante la Casa Blanca, Eduardo Medina Mora,  el presidente del Grupo Televisa,  Emilio Azcárraga Jean, y Alicia Lebrija, presidenta de Televisa Foundation, la organización patrocinadora de la exhibición.
Pero el evento había comenzado en la mañana, cuando pudimos pasear por las salas del Instituto de la mano de dos cicerones de lujo: el director de artes visuales de la Fundación Televisa, Mauricio Maillé, y el hijo de Gabriel Figueroa —y también fotógrafo— Gabriel Figueroa Flores.
  “Mi padre era un hombre muy afable”, contó Figueroa a El Tiempo Latino. “En sus últimos años (se retiró en 1986) me llevaba al set para que viera como trabajaba… buscaba crear un ambiente estable para que los talentos no chocasen”.
Sin duda, no debió ser fácil trabajar a las órdenes de luminarias cinematográficas como John Ford, John Huston o Luis Buñuel. “Pero él siempre buscaba la distension para que el trabajo fluyera sin contratiempos”, explicó Figueroa y añadió que para su padre “lo importante era siempre la historia, y para desarrollarla sabía que tenía que crear un ambiente visual apropiado”.
Y ese ambiente visual se convirtió en la fotografía de todo un país, en las imágenes que definen y proyectan a toda una cultura.
  “Figueroa y Emilio El Indio Fernández crearon un lenguaje cinematográfico propio en México”, dijo Maillé quien se puso como reto sumergirse en el rico y laberíntico archivo de Televisa para sacar a la luz la mayoría del material que se disfruta en la exhibición.
  “En los archivos de Televisa encontramos unas 50 películas de Figueroa y otros materiales visuales, pero para la exhibición se utilizaron más de 150 películas”, contó Maillet quien explicó que la riqueza de los archivos de Televisa es enorme, con más de un millón de documentos de la historia visual de México.
La muestra es un homenaje y una recuperación del imaginario colectivo, mexicano y americano, de un artista de larga vida (1907-1997) y que dejó una profunda huella en la historia y en el presente hispano.

El legado de un cámara

La muestra del Instituto Cultural Mexicano hay que caminarla entre los pisos primero y cuarto del edificio ubicado en la calle 16 de Washington, DC. Nada más entrar nos encontramos con la fotografía fija de los primeros años de Figueroa en sets cinematográficos. Además, de este periodo temprano es esencial revisar su trabajo como operador de cámara cuando desarrolla imágenes sobre temas de la revolución mexicana que hoy son parte del subconsciente colectivo de todo un pueblo.

El cuarto piso es un recorrido por el mundo urbano y la noche, la muerte, la naturaleza y su colaboración con Luis Buñuel.

El hijo de Figueroa, Gabriel Figueroa Flores, nos señala una fotografía de la exposición. Se trata de un momento del rodaje de la película “Allá en el Rancho Grande” (1936),  el primer trabajo en el cine de Figueroa Mateos. Una película premiada y de enorme éxito e Latinoamérica.

“Fue el rancho que formó una industria”, dijo Maillé, de la Fundación Televisa, recordando como un crítico de cine definió a la cinta por lo que ésta significó en cuanto a la creación de un género —la comedia ranchera— sobre el que se sustentaría el progreso de la cinematografía mexicana.

“Su filmografía es como la biografía del cine mexicano”, apuntó Maillé. Pero su influencia llega a Hollywood. Como en una ocasión comentara Dawn Hudson, delegada de la institución que concede los Oscar, “su influencia en los miembros de la Academia es enorme, lo ves en todas partes”.

Aunque su vinculación con Hollywood fue agridulce. La experiencia USA de Figueroa comenzó bajo la tutela de Gregg Toland, a quien conoció en 1935 durante una estancia en Los Ángeles.

Toland sería el designado por Orson Welles como director de fotografía de su obra maestra “Citizen Kane” (1941) y tras su muerte en 1948 el potentado Samuel Goldwyn trató de convencer a Figueroa para que ocupara el puesto de su mentor, pero el mexicano prefirió quedarse en su país a pesar de la oferta. Su compromiso estaba en la creación de la imagen mexicana y desde Estados Unidos eso no iba a ser posible.

Pero Figueroa, desde México, trabajó en rodajes para directores como John Ford, John Huston, Norman Foster y Daniel Mann y fue requerido por Elia Kazan en 1950, para el filme “Viva Zapata” (1952) que al parecer rechazó porque no le gustó el guión.

Curiosamente el mismo año del debut de esa producción, Kazan denunciaría a Figueroa por simpatizante comunista ante el Comité de Actividades Anti-estadounidenses de la Cámara de Representantes de EE.UU.

En los años 90 la asociación de directores de fotografía de EE.UU. le hizo un homenaje en el que estaban Martin Scorsese, Francis Ford Coppola, y otros grandes cineastas del momento.

Figueroa falleció con 90 años en 1997 tras una vida en la que trabajó en más de 200 películas, y en 1964 fue nominado al Óscar por “The Night of the Iguana”.

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