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Publican la obra completa de un poeta hispanounidense

Academia Norteamericana de la Lengua Española

Regresar por cuarenta años de escritura, releerse después de tanto tiempo, con las preocupaciones de los momentos del pasado y, al mismo tiempo, encontrar ciertos hitos de personalidad, de sentimientos, de formas de enfocar la vida que no cambian, “es un asombroso descubrimiento”, afirma Luis Alberto Ambroggio.

Portada de las Obras Completas de Luis Alberto Ambroggio publicadas por la Academia Norteamericana de la Lengua Española.


           
   

ETL

Portada de las Obras Completas de Luis Alberto Ambroggio publicadas por la Academia Norteamericana de la Lengua Española.

Poeta, ex empresario en el sector de la aviación, miembro de la Real Academia Española y director en Washington, DC, de la Academia Norteamericana de la Lengua Española (ANLE), además de joven miembro hispano en la administración del presidente Nixon y tantos otros peldaños en la escalera de la vida de Ambroggio para resumir una biografía. Y es su ANLE la que le acaba de compendiar 40 años de su vida: “Obra Poética 1974-2014, En el Jardín de los vientos”.

“Partir de los juveniles Poemas de amor y vida  para comprobar después que  en mi cuerpo –como Simone Weil— han entrado dolores y luego reactivar el lema que sosteníamos en nuestras protestas, cuando llegué a  los Estados Unidos, de que “hagamos el amor, no la Guerra” y de allí, cantar a la vida hasta descubrir esa inclusividad entusiasta de Whitman”, resume su periplo Ambroggio.

Y en él hay tantos, como en Borges, el maestro, infaltable desde los primeros momentos, como en el poema “La duda” y las citas que se multiplican: “…la maestría de Dios que con magnífica ironía me dio a la vez los libros y la noche” o “Mi humanidad está en sentir que somos voces de una misma penuria” escrito luego de su encuentro con el maestro al comienzo de los años 70 en la Universidad de Georgetown.

Y poemas que se han convertido en canciones populares como “Dame el pan Argentina”, escrito hace 30 años, y que utilizara un presidente argentino para su campaña electoral.

Visión ante el espejo

Recorrer este volumen es reconstruir a Ambroggio en el tiempo. “Es un espejo que me configura, me describe, me define en la fragilidad del momento y el espacio… me condena y me redime” explica. “Al repasar las páginas cincuentenarias, veo la rebeldía de la escritura que me sobrecogió en versos estrictamente libres. Revivo el asombro, propio del niño, del filósofo y poeta, que nos conmueve e impulsa, en un espejo borgiano, inagotable”

Los editores críticos de esta obra, Carlos Paldao y Rosa Tezanos-Pinto, no dejaron al poeta cambiar ni repudiar nada. Por eso, dice, simplemente lo refleja.

—Con el regalo de esta edición crítica, ¿cómo te ves hacia atrás en tus influencias?

—Es una fuente de sorpresas. Por ejemplo, descubro la presencia de Whitman temprano. Y me consuelo con las palabras de uno de mis poetas favoritos, Hõlderin, en cuanto “quien piensa lo más hondo, ama lo más vivo”, y me siento el metafísico fracasado de Antonio Machado. Me convierto con Heigedegger en tanto poetizo no como un modo especial de manejar el lenguage, sino como ejerciciendo el fundamento del lenguage y, al mismo tiempo, enfrento con Nietzche el conjuro contra lo que se cree ser la verdad, Dios y otros dogmas.

Recuerdo el regalo mi madre, en la juventud, de la Antología de César Vallejo y siento los golpes favoritos de la vida… Solo me alimenta el hecho de que el fomentar el ejercicio de la literatura me enseña, como dice Jorge Luis Borges, a eludir equivocaciones, no a merecer hallazgos…

Soy afortunado: he encontrado y hecho amistad con compañeros de ilusión como José Luis Saramago, Robert Pinsky, Claribel Alegría, Elena Poniatowska, Oscar Hijuelos y muchos otros que cambian la aventura en un logro a la vez placentero y misterioso, acaso deleznable en palabras de Carlyle.

—¿Cómo las influencias te han ido modelando a encontrar tu propia voz?

—Dicen que la musa del poeta es la lectura. Las influencias de textos, personas, experiencias son muchas y marcadas a lo largo de todos los poemarios y sus contextos en el territorio del tiempo y el espacio.

—Poesía civil, poesía de las calles…

—Me enorgullece que mi obra haya sido clasificada de Poesía cívica, poesía política a lo Walt Whitman, Miguel Hernández, Naxim Hikmet, Cesare Pavese, Pablo Neruda, Denise Levertov, porque no escatima la lucha incierta por ideales, justicia social, protestas de rebelión contra las fronteras crueles, los dogmas… Ya me lo escribió mi madre en su carta desde Málaga, el 31 de Enero de 1975, a mis 29 años, inserta como epígrafe del poema “Yo y mis ambiciones”: “¿Quién te dice, hijo, que no está allí tu vocación? En ser un gran poeta (entusiasmo al fin de madre) en lugar de tanto buscar beneficios materiales que al fin son tan efímeros, mientras lo otro sí es bueno, nos sobrevive…” Sí, busco vivir con pasión “En el jardín de los vientos”.

—Poeta hispanounidense.

—Soy hijo de un país que habla español: Estados Unidos. Trabajé en 1968 en el Comité de la Casa Blanca para el Desarrollo de la Comunidad Hispana. Y hemos crecido, somos parte de la historia de Estados Unidos. Debe existir un Museo Hispanounidense. El creador de los Estados Unidos, Thomas Jefferson, inculcaba el aprendizaje del español, obligando a sus hijas que leyesen diariamente 10 páginas del Quijote porque –como dice en la carta que le escribe a su sobrino Peter Carr- “Al español hay que prestarle mucha atención y procurar adquirir un conocimiento exacto del mismo. Nuestras relaciones venideras con España y la América hispánica harán que la adquisición de este idioma sea muy valiosa. La historia antigua de esa parte de América también se ha escrito en ese idioma”. Eso lo dijo el presidente Jefferson, yo soy solo un poeta que sueña en la solidaridad con Whitman.

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