












Para Croweagle el nombre Redskins no es ofensivo.
A principios de noviembre ante el TCF Bank Stadium en Minneapolis, Minnesota, miles de personas se concentraron para protestar el nombre Redskins (“Pieles Rojas”) aprovechando que el equipo de fútbol americano de Washington, DC, se enfrentaba a los Minnesota Vikings.

Susana De León, der., dijo: “De México o Minnesota, somos el pueblo autóctono de este continente”
Portando pancartas en las que se leían mensajes como “#NotYourMascot”, los manifestantes se reunieron vestidos con ropas y accesorios tradicionales en la cultura indígena de lo que es hoy Estados Unidos. Pedían que el equipo de Washington cambiara de nombre y de mascota a los que describen como racista.
Como parte de toda una campaña de protestas, estos grupos pagaron por un anuncio de televisión que se pudo durante la emisión del partido.
El comercial habla de cómo otros grupos étnicos reciben un trato más respetuoso. Se muestran primeros planos de afroamericanos, latinos, asiáticos y judíos utilizando las palabras racistas que algunos utilizan al referirse a ellos.
Pero esas palabras desaparecen bajo el ruído de un pitido —como es habitual en TV cuando alguien dice algo inapropiado. Entonces, sobre la pantalla en negro palabras escritas en blanco explican que las palabras han sido censuradas en televisión por ser consideradas insultos.
Entonces se ve a un indígena estadounidense decir: “I am a Redskin.” (“Yo soy un Piel Roja”). Y otra pantalla en negro con letras en blanco explica que ese término (Piel Roja) también es un insulto.
“Esa palabra no se utiliza para honrar o respetar nada de lo que me hace ser un indígena estadounidense, se utiliza para herir”, dice Chad Germann quien es el productor del anuncio.
Crece la controversia
Las críticas sobre el uso de ese nombre se han incrementado en los últimos años. Ha sido calificado de “ofensa” por el presidente Barack Obama o la Oficina de Patentes de Estados Unidos.
Una encuesta de The Kojo Nnamdi Show de la estación de radio WAMU —NPR— y el Washington City Paper encontró que la mayoría de los votantes de Washington, DC, estaban de acuerdo con que el nombre “Pieles Rojas” es ofensivo.
Pero el dueño del equipo, Dan Snyder, argumenta que el nombre invoca honor, tradición y respeto.
Por su parte, la Universidad de Minnesota es la propietaria del estadio donde jugaron los Redskins y, al igual que la ciudad de Minneapolis, se opone al uso y venta de productos con el logo o el nombre del equipo de la NFL. La Universidad ha patrocinado eventos y seminarios con expertos de raíz indígena estadounidense.
“Estados Unidos invadió nuestra tierra y nos la arrebató ilegalmente, por tanto todavía nos pertenece”, dice Brendan Fairbanks, profesor de la Universidad de Minnesota en el departamento de “American Indian Studies”.
Fairbanks dice que los indígenas estadounidenses fueron víctimas de un genocidio a manos del “hombre blanco” por medio de políticas como la del desplazamiento de clanes de tierras ancestrales, el exterminio del búfalo que era una fuente de alimentación para muchas tribus y una práctica que explica por qué la palabra Redskins es tan ofensiva.
“La recompensa del estado por cada indio muerto se ha aumentado a $200 por cada Piel Roja (Redskin, en el original en inglés) enviado al purgatorio”, dice Fairbanks, leyendo un panfleto fechado en 1862. Esto explica, dice, por qué el nombre debe ser considerado ofensivo y discriminatorio. “Así es como se usaba esta palabra”, puntualiza.
Fairbanks y otros expertos indican que para reeducar y cristianizar a los nativos se castigaba a quienes hablaban sus lenguas maternas y se forzaban los desplazamientos, junto al internamiento en lo que Fairbanks califica de “campos de concentración” del Ejército de Estados Unidos.
Vanessa Goodthunder, estudiante de la Universidad de Minnesota, que fue una de las personas que habló el día de la manifestación antes del partido entre los Washington Redskins y los Minnesota Vikings, dijo que para los indígenas estadounidenses las palabras tienen poder.
“Llamarle al pueblo Dakota la palabra R y darle $200 a quien traiga el cuerpo muerto de uno de nosotros hace que al oirlo hoy eso vuelva a ocurrir”, dice.
No somos mascotas
Susana De León es una activista comunitaria de Minneapolis, conocida por todos como “La Jefa”. Además de ser abogada criminalista, De León dirije un grupo de baile Azteca que respeta las tradiciones milenarias de ese pueblo.
“Somos el pueblo autóctono de este continente, no importa que seamos de México o Minnesotta”, dijo.
Por las calles frias de Minneapolis, una docena de bailarines en coloridos atuendos y plumaje azteca tocando tambores y portando cazuelas de barro con humo sagrado encabezaron al centenar de latinos que se unieron a los miles de indios americanos que se congregaron para protestar el nombre Redskins.
“Cuando mis hermanos y hermanas sufren, yo sufro. Po eso marchamos, para que nuestros hijos jamás tengan que ver imágenes que los reduzcan a caricaturas, imágenes que le roben su dignidad y su humanidad”, exhort.
En Octubre, el Consejo Nacional de la Raza se manifestó en contra del nombre Redskins uniéndose a muchos otros grupos indígenas y negros que le han pedido a Dan Snyder —el dueño del equipo de la NFL— que cambie el nombre y el logo de su equipo.
Aquel domingo de primeros de noviembre, el equipo de Washington perdió ante Minnesota, pero tal vez la derrota vino enfatizada por la mayor protesta hasta la fecha en contra del nombre Redskins.
A tempranas horas de la mañana sonaron los tambores ceremoniales en Minnesota.
“Nunca me enorgullecerá que me llamen Piel Roja (Redskin)”, dijo Alexandra Greybull. “Mi piel no es roja, es canela”.
Algunos seguidores del equipo de Washington, al ver la manifestación, escondieron sus colores o gorras hasta que entraron en el estadio para ver el partido.
Uno de ellos, quien no quiso dar su nombre, dijo: “No sé dónde ha estado esta gente por los últimos 80 años, ahora resulta que de pronto es racista. Hay una rica tradición e historia en Washington con su equipo de fútbol americano”.
Un joven de unos 20 años que se identificó como parte Sioux y parte asiático, y que también pidió que no se usara su nombre, portaba un sombrero de plumas y pretendía cantar cánticos de guerra.
“La única razón por la que voy vestido así es porque me vestí de indio para Halloween… Si esto les ofende, estoy dispuesto a pedir disculpas”, dijo.
La joven Kaileen Croweagle formó parte de una excursión que llegó al estadio en dos autobuses llenos con indígenas estadounidenses invitados por Dan Snyder a ver el partido.
Llegaban procedentes de una reserva muy pobre y se les habían regalado abrigos, zapatillas de deportes y camisetas con el logo del equipo de Wasgington
“Es un orgullo que la NFL nos preste atención, que cualquier deporte nos preste atención”, dijo Croweagle. Y al preguntarle qué pensaba de la palabra Redskins, dijo: “No es racista, simplemente indica que somos nativo-estadounidenses”.
Pero Vanessa Goodthunder, una de las 29 personas que hablaron en la manifestación que congregó a unas 4.000, reiteró: “No somos Redskins”.
Y Clyde Bellecourt, cofundador del American Indian Movement hace 45 años, expresó: “Hoy es el mejor día de mi vida. Hemos dado un golpe. Ahora hay que seguir. Debemos luchar por lo que tenemos y por lo que queremos conservar”.
Este artículo es parte del reportaje del periodista Armando Trull para WAMU 88.5 —NPR— en una colaboración especial con el Tiempo Latino.