Medalla "Isabel La Católica" a Javier Velázquez en DC


Javier Velázquez junto a su esposa, Cinta, en diciembre de 2014 durante la entrega de la medalla de Isabel La Católica en la residencia del embajador de España en Washington, DC.
El mes de diciembre de 2014 le traerá siempre recuerdos de Washington, DC. De lo emocional de las despedidas y de la enorme lección de humildad que conlleva el reconocimiento de su país y de los suyos —que para él son lo mismo, “son una piña”.
Javier Velázquez estuvo al frente de Taberna del Alabardero, en DC, durante cinco años, dejó huella y regresó a España.
Pero antes, en un acto oficial, rodeado de amigos, en la residencia del embajador de España ante la Casa Blanca, le fue otorgada la Cruz Oficial de la Orden de Isabel la Católica, medalla que premia “aquellos comportamientos extraordinarios de carácter civil, realizados por personas españolas y extranjeras, que redunden en beneficio de la nación o que contribuyan, de modo relevante, a favorecer las relaciones de amistad y cooperación de la nación española con el resto de la comunidad internacional”.
El embajador español, Ramón Gil Casares, destacó que “Javier ha contribuido de manera muy especial a la vertebración de los españoles en Washington”.
Y Velázquez nos dijo que sin “el empuje” de sus amigos, sin el apoyo incondicional de su mujer, Cinta, y la feliz energía de su hija, María, “nada sería posible”.
“En todos estos años en Taberna Washington vivimos tiempos difíciles que incluyeron una crisis económica y una crisis de valores”, expresó Velázquez a El Tiempo Latino. “Pero todo se supera cuando tienes a tu alrededor un gran equipo, en España a una personalidad como don Luis de Lezama, y en mi querido Washington a una clientela que se siente identificada con España y a un grupo de españoles que me han emocionado y que me han enseñado los valores de la amistad, del cariño, y de la confianza”.
Velázquez asegura que está en el mundo de la hostelería por vocación, porque le sale de dentro. Recuerda sus años de emigrante en Francia, su trabajo en Toulouse, su búsqueda de una vida que le llenara en lo personal y lo profesional. Y consiguió ese “maridaje” vital cuando llegó a formarse y a trabajar en el grupo Lezama —la organización hostelera fundada y liderada desde hace 40 años por el sacerdote Luis de Lezama que cuenta con escuela de hostelería y restaurantes en España, además de la Taberna de Washington, DC.
En ese ambiente profesional concoció a su esposa y trabajar para el grupo le permitió aceptar la propuesta de venir a Washington. Aquí, tanto él como Cinta, se sintieron felices de poder ofrecerle a su hija la experiencia “americana”. La niña se desenvolvió con éxito en las excelentes y exigentes escuelas públicas de Arlington, Virginia.
Duarnte el evento de la entrega de la condecoración, se destacó la labor de Velázquez con la comunidad española. La tertulia de Taberna congrega a una rica y diversa comunidad hispanounidense, pero además invita a personalidades locales de relevancia a “tertuliar”, como el Chef José Andrés, el rector de la George Mason University, Ángel Cabrera, o el embajador Javier Rupérez — por nombrar algunas de las luminarias españolas-washingtonianas que han pasado por la tertulia fundada por Velázquez hace tres años. En breve, Velázquez se incorporará a la Taberna de Sevilla y aseguró en un email enviado a sus contertulios hace unos días: “Os echo de menos mogollón, ¡pero en España se vive muy bien!”
“Todavía no me he incorporado a trabajar, tampoco tengo prisa, estamos con un sol precioso y hay que disfrutarlo”, dijo. “Las cosas son muy distintas aquí, cierto, pero muy placenteras, con sencillez… donde no te da miedo ir al hospital, ni al dentista (bueno un poco)… Los colores son luminosos y el sol la mejor vitamina”. Es la España de los afectos de Javier Velázquez.