Crucificamos bien al otro. Sabemos enterrar muy bien a nuestros servidores públicos vivos. Más allá de sus faltas o supuestos crímenes, lo que mejor hacemos es matarlos, enterrarlos y rezar por ellos. ¿Pero quién se ha leído detenidamente lo que realmente dice la acusación?
Supuestamente, el senador Robert Menéndez le hizo favores a un amigo que donó dinero a su campaña. ¿Es esto un crimen? O para ponerlo de otra manera: ¿Es un acto criminal que un político ayude a quien le apoya? ¿Se puede considerar ilegal ayudar a un donante político? ¿Cuál es el significado real de ‘quid pro quo’ —dar algo a cambio de algo— en la rutina diaria del Congreso? ¿Las corporaciones globales que hacen lobby en Washington, DC, consiguen beneficios del Congreso mientras financian las campañas de ambos partidos? ¿Quién sabe que el emperador está desnudo?
Un día cualquiera en el Serengeti, las chitas comen cebras que extraen de la manada aprovechándose de su debilidad o de su mala suerte. ¿Es así como funciona nuestra política? ¿La supervivencia del más fuerte? ¿Son más débiles los líderes hispanos?
Cisneros, Richardson, Menéndez… en los últimos años, hemos perdido a algunos de nuestros líderes más importantes e influyentes.
La caída en desgracia de Menéndez es una trágica pérdida para la comunidad hispana y para la nación, ya sea declarado inocente o culpable. Para bien o para mal, el líder político hispano de más alto rango parece hoy una cebra que es devorada en el Serengeti.
Y como hispano, temo que llegue un día en que despierte y, sin pensar, tararee la canción “¿Adónde se han ido todos los líderes?”.
¿Recuerdan los ataques contra Richardson? Dicen que cometió un error con los Clinton. ¿Recuerdan cuando Linda Chávez fue descartada porque supuestamente había contratado a una nanny indocumentada? ¿O cuando a Henry Cisneros le destaparon un lío de faldas? ¿Y por qué desapareció Federico Peña?
Es cierto, ahora dicen que tenemos a los hermanos Castro, a Villaraigosa, a Cruz, a Rubio… ¿No deberían andarse con ojo y no olvidar que tal vez no son completamente aceptados? ¿Que tal vez un día serán las cebras más débiles de la manada?
¿Es “la lección Menéndez” que los líderes hispanos necesitan ser el doble de buenos y el triple de cuidadosos? ¿Que hay que hilar fino en la “realpolitik”? ¿Que el sistema se siente incómodo cuando los hispanos ejercen el poder?
¿Y dónde estaban los consejeros del senador? ¿Y más cuando éste era el presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado?
Al final, culpo a los consejeros de Menéndez. ¿Fue Menéndez imprudente? Probablemente. ¿Hubo alguien que no cuidó los intereses de Menéndez? Sin duda. ¿Es el senador inocente o culpable? Una corte debe decidirlo.
La “mala suerte” de Menéndez deja al descubierto una debilidad fundamental en el liderazgo nacional de la comunidad hispana. ¿Dónde están nuestras voces?
Con amigos como éstos, el senador Menéndez y otros líderes políticos hispanos no necesitan tener enemigos.
Avendaño es Director de El Tiempo Latino
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