JERUSALÉN. En la antigua Jerusalén, Omar un vendedor ya entrado en años y de mirada sabia, muestra un réplica de la lámpara de Aladino y da un consejo a una colega sobre su corazón grande pero muy sensible. Así es Jerusalén, misteriosa y diversa donde por siglos coexisten miembros de tres grandes religiones, los judíos, los cristianos y los musulmanes, a veces entre tensiones a veces entre esfuerzos para un trabajo conjunto.
En el viaje realizado a fines de abril por la organización sin fines de lucro Fuente Latina para promover mejores lazos y un mejor conocimiento de Israel entre los hispanos de Estados Unidos, fueron invitados comunicadores hispanohablantes. Más allá de las tensiones latentes que reportan a diario los medios de comunicación, Israel que no tiene los abundantes recursos naturales como petróleo, minerales o productos agrícolas con el que cuentan muchos países, busca consolidarse como un centro de desarrollo tecnológico y científico de cara a los retos del nuevo siglo que exige competitividad y eficiencia.
El país es joven, fundado en 1948 y con el reto pendiente de llegar un acuerdo de paz para la creación de un Estado Palestino, deseo que comparten Estados Unidos y muchos países, pero que sigue afrontando desafíos por diversas razones. El recorrido incluyó las tradicionales visitas a lugares considerados santos como la Iglesia del Santo Sepulcro, el Muro de los Lamentos y los jardines de la religión Baha’i en el monte Carmelo. En Jerusalén también resalta la cúpula dorada del templo musulmán Domo de la Roca.

Moisés Benchimol (izq.), de origen venezolano, gerente de inversiones para América Latina de la firma OurCrowd, habló en Jerusalén sobre el apoyo financiero a emprendimientos tecnológicos.
En una de las presentaciones en Jerusalén, Moisés Benchimol, de origen venezolano, gerente de inversiones para América Latina de la firma OurCrowd, habló sobre el apoyo financiero a emprendimientos tecnológicos. En el viaje no podían faltar las delicias de la región, como un almuerzo e el restaurante Lina Humus en la antigua Jerusalén y una cena el restaurante Touro en el barrio Mishkanot Sha’nanim en esa ciudad. Uno de los aspectos más resaltantes fue la cooperación en Haifa, la tercera ciudad más importante de Israel, entre judíos y musulmanes en el Hospital Rambam, que atiende heridos en conflictos y pacientes de diversas enfermedades.
En la sección dedicada a niños, un payaso de origen argentino, trataba de hacer sonreír a una niña palestina que esperaba un trasplante de riñón. El hospital tiene una infraestructura subterránea para atender a pacientes en caso de emergencias. El complejo hospitalario cuenta con mil camas y presta a servicios a más de 2 millones de residentes en el norte de Israel. Los médicos de Rambam han tratado a sirios que buscan asistencia, incluyendo a uno que ayudaron en la reconstrucción de la mandíbula.