San Juan, 28 abr (EFE).- El exgobernador de Florida Jeb Bush lanzó hoy en Puerto Rico un mensaje de apoyo a la comunidad latina y en favor de una emigración ordenada para mantener el crecimiento económico en EE.UU., aunque no dio pistas sobre si optará finalmente por ser el candidato republicano a la Casa Blanca.
El hijo y hermano de presidentes de Estados Unidos, invitado por el exgobernador de la isla Luis Fortuño para ofrecer una charla en su fundación, visitó este martes una tierra que conoce desde 1980, cuando vino a apoyar la campaña de su padre, y, como entonces, se valió de su fluido español para ganar cercanía con el público.
“Todavía no he decidido si optaré a encabezar a los republicanos”, dijo a poco de comenzar su charla en la Universidad Metropolitana, la primera parada de una apretada agenda que terminará a última hora de la tarde tras reunirse con simpatizantes republicanos para asegurarse apoyos locales.
“Estoy tratando de averiguar si tengo el apoyo necesario para hacerlo, aunque hoy no es el día para desencadenar una campaña”, indicó.
Bush, que alternó el inglés con el español para responder las preguntas de la audiencia, hizo un guiño a los asistentes al referirse en varias ocasiones a los meses que pasó en la isla haciendo campaña para su padre y en los que tuvo ocasión de aprender mucho sobre la cultura local, incluido “cómo beber mucho ron”, una bebida muy popular en la isla.
La inmigración fue uno de los puntos destacados de su discurso, en el que abogó por una política “ordenada” para regular la llegada a EE.UU. de una mano de obra que ve necesaria para mantener un crecimiento económico que cree riqueza.
“Yo conozco la experiencia de los inmigrantes porque me casé con una hermosa chica de México, además de que mis hijos comparten ambas culturas y son bilingües”, dijo.
“Somos una nación de inmigrantes y debemos estar orgullosos” sostuvo, lo que levantó el aplauso del público, al tiempo que criticó que en la actualidad, “si naces pobre en EE.UU. así te quedas”.
Durante su discurso aprovechó para incidir en la falta de expectativas que actualmente ofrece la economía de EE.UU., como queda reflejado en que la renta de los estadounidenses es hoy más baja que la de ante de que estallara la crisis inmobiliaria.
Reforzar la producción energética y favorecer el desarrollo de las renovables para hacerlas rentables fue una de sus recetas para que EE.UU. recobre la senda del crecimiento.
En su opinión, en ese objetivo juega un importante papel la comunidad hispana, una población que, dijo, mejora su estatus día a día gracias al acceso cada vez mayor de los jóvenes a la Universidad.
A su juicio, ese ascenso de los hispanos hace perfectamente posible que un latino pueda aspirar a la presidencia de Estados Unidos como cualquier otro ciudadano estadounidense, siempre, indicó, que “esté cualificado y haga las cosas de forma adecuada”.
El político conservador no rehuyó ninguna pregunta e incluso se pronunció sobre el matrimonio homosexual, coincidiendo con la vista de hoy en Washington en la que el Tribunal Supremo de EE.UU. escuchó los argumentos a favor y en contra antes de tomar una decisión que podría ser de aplicación a nivel federal.
“Yo creo en el matrimonio tradicional, como ha sido siempre”, dijo, para luego afirmar en tono distendido que no tendría problema alguno en acudir a la boda de una pareja del mismo sexo si se trata de personas cercanas.
Con toda la naturalidad dijo desconocer los detalles sobre algunas preguntas que le hicieron periodistas locales durante una conferencia de prensa posterior, aunque sí entró al controvertido asunto del estatus Político del Estado Libre Asociado de Puerto Rico, un territorio estadounidense no incorporado que algunos sectores identifican con un régimen colonial.
“Desde hace mucho tiempo soy favorable a la estadidad -término usado en Puerto Rico para referirse a la anexión-, pero eso quienes lo tienen que decidir son los puertorriqueños”, subrayó Bush.
Utilizando en este caso el español, se mostró a favor de que en el hipotético caso de que la isla se anexionara a EE.UU. todos los puertorriqueños fueran capaces de expresarse en inglés.
Igualmente, se pronunció a favor de que a Puerto Rico se le permita declararse en quiebra bajo el Capítulo 9 de la Ley federal de Quiebras en el caso de que el Gobierno de la isla no pueda pagar una deuda asfixiante, algo que por el momento la Justicia estadounidense le ha negado.