Alberto Mariño, historia de una reinvención

Es inmigrante, internacionalista, amante de la lectura, cantante y profesor. Extraña el día a día con sus amigos, el calor de la gente, la cultura y la gastronomía de su tierra natal.
Es el ejecutivo venezolano Alberto Mariño, oficial de reclutamiento de personal de las diversidades del Metro de Washington, quien nació en Caracas hace 45 años y emigró a EE.UU. en 2002.
“Fui un niño feliz y doy gracias a Dios porque la infancia es una etapa muy importante en la vida”, dijo Mariño en entrevista con El Tiempo Latino.
Y recuerda, con nostalgia en la mirada, a su natal Baruta, un municipio caraqueño que siempre lo mencionan en el ámbito político por ser un bastión “muy importante de la oposición”.
Cuenta Mariño que desde muy joven fue “una persona ávida de conocimientos, con mucho amor por la lectura y las cosas intelectuales”. Pasiones que lo motivaron a hacer su carrera en Estudios Internacionales en la Universidad Central de Venezuela (UCV).
“Recuerdo que fue un poco complejo para mí. La UCV es un bastión de izquierda pero yo trabajaba en el Gobierno y usaba traje. Entonces me veían como que no era un estudiante de la UCV al 100 por ciento”, contó.
El ejecutivo admite que siempre tuvo esa dualidad “porque trabajaba y tenía que estudiar” al mismo tiempo. “En Venezuela me desarrollé en el área política trabajando como Oficial de Protocolo de la Presidencia por casi nueve años”, recordó.
Y a pesar de que antes los venezolanos casi no emigraban, gracias al buen nivel de vida por la riqueza petrolera, amor y armonía entre sus ciudadanos sin importar la militancia política, desde principios de este siglo esa realidad ha cambiado.
“Por razones políticas tuve que venirme en el año 2002”. Ingresó a EE.UU. por Tampa, Florida, y vivió ahí por unos 11 años. “Llegué soltero y me casé con una venezolana con la que tuve mi hijo’, sonrió Mariño.
En los Estados Unidos, Mariño obtuvo una Maestría en Administración y Negocios (MBA, por sus siglas en inglés).
“Fue un cambio drástico como todo inmigrante. Luego de haber trabajado en el área política y diplomática al llegar a Tampa tuve que empezar de cero”, subrayó.
Trabajó con una abogada de inmigración, luego pasó a Caridades Católicas y ahí trabajó con refugiados de Somalia, Colombia, Haití, Cuba. “Eran casos de asilo político y le ofrecíamos ayuda que incluía empleo para ubicarse dentro del país”, puntualizó.
“Al llegar a Estados Unidos tuve suerte porque conseguí trabajos que se relacionaban de alguna manera con mi carrera”, reconoció. Después de Caridades Católicas pasó a Servicios Luteranos que ayudaba en el área de empleos también a los refugiados.
Luego fue reclutador en Corporate America para General Electric y laboró para el estado de Florida en el área de empleo como consejero de reclutamiento.
“Trabajé para compañías grandes como Coca Cola y Humana, consorcios grandes que me permitieron tener una visión del empleo en este país y sobre la diversidad. Todo este conjunto de destrezas me traen acá al Metro en Washington”, comentó.
Ahora dice estar orgulloso de trabajar en el Metro, que sirve a DC, Virginia y Maryland y es el segundo con más pasajeros en el país, sólo superado por el de Nueva York.
Consultado sobre lo que más extraña de su tierra reconoce con la mirada serena que es “la gente, los amigos, porque allá uno siempre está en contacto, el trato de la gente, la bondad, la amistad abierta, la música y las actividades culturales que solía frecuentar”.
Y por supuesto la Schola Cantorum, una de las corales más prestigiosas del país en la que Mariño cantó. “Esa fue una parte de la música que me dolió dejar”.
Sobre su interrelación con hispanos de diferentes países dice que ha tenido que “aprender las definiciones de términos que tienen diferentes significados en varios países”. “Es un trabajo muy hermoso, es exponerse a la cultura latinoamericana a diario. Eso me fortalece”, destacó.
Mariño comparte su trabajo en el Metro con la docencia.
“Soy profesor del área de recursos humanos y negocios en la Universidad Ana G. Méndez. Es por eso que siempre enfatizo en la importancia de la educación”, afirmó.
Por su trayectoria estudiantil, como inmigrante y trabajador, Mariño habla con firmeza sobre la importancia de la educación.
“Tenemos que hacer el esfuerzo de estudiar o aprender un oficio porque si estamos preparados vamos a entrar mucho más rápido en cualquier posición, no solamente en el Metro. Tomar una carrera corta, aunque sea de dos años, en el marco técnico nos dará la capacidad para mejorar la calidad de vida de las familias hispanas”, concluyó Mariño.