Es cierto que el fallecimiento de nuestro gran amigo, Napoleón Maltez, nos embarga de mucho pesar, un sentimiento que, como es natural, es más difícil de llevar para sus familiares.
Mientras estuvo entre nosotros, “Napo” siempre fue una persona maravillosa que actuaba de corazón, además de ser un gran empresario, fue deportista, padre ejemplar, compañero, generoso y estaba siempre listo a ayudar a los más necesitados.
Con una trayectoria futbolística de toda la vida, también fue un empresario exitoso con The French Bread Factory, Lo conocí en los años ochenta. Napoleón era empleado de una de las pocas panaderías que vendían pan francés fresco en Georgetown.
El negocio era propiedad de un griego y Maltez más tarde se la compró. Con una flota de unos 40 camiones, su panadería sirve hoy desde la Casa Blanca hasta el Capitolio, hospitales y principales restaurantes del área.
En mi época de vendedor de autos me compró cuatro furgones. En la panadería de Georgetown, conoció a Lorena con quien se casó, tuvo tres hijos y se convirtió en su mano derecha en los negocios… Recientemente había tenido la dicha de convertirse en abuelo. Nacido en San Alejo y criado en San Miguel, tenía 62 años.
En San Miguel se formó en el Colegio Gerardo Barrios, donde fue compañero de Elías Polio y luego formó parte del equipo “Moneda” y tuvo aspiraciones de jugar en el Águila.
En DC comenzó jugando con el Atlético Marte de la Liga Salvadoreña de Eliseo Ventura y luego, jugando para Radio Mundo, fundo junto a Tony Aguilar el equipo “Los Gloriosos”, por donde pasaron grandes jugadores como Paco Jovel, Vladan Vicevic, Carlos Quintanilla y Rigoberto Martínez. Raúl Díaz Arce también alguna vez se uniformó para jugar junto a él, en la Liga Centroamericana de Elmer Arias.
En la vida hacemos muchos amigos, lamentablemente también llega el momento en que debemos despedirnos de ellos porque han partido de esta vida.
“Napo” nos dejas un gran legado pues nos enseñaste a ser perseverantes sin importar las circunstancias.
Hasta luego querido amigo.