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Marcos Galvany es pasión por la ópera

Marcos Galvany's Oh My Son

Marcos Galvany


           
   

Alfredo Duarte Pereira para ETL

Marcos Galvany

Marcos Galvany y su obra

Estreno en Los Angeles 2015.

https://tickets-c…“>Walt Disney Concert Hall: El 21 de junio a las 7:30pm. Producida en colaboración con Dean Anderson, Director; First Presbyterian Church of Hollywood Cathedral Choir; Lake Avenue Church; La Sierra University Chorale; La Sierra University Orchestra, Loma Linda Academy; Loma Linda University Church Sanctuary Choir; Newbury Park Adventist Academy; Pine Hills Adventist Academy; Redlands Adventist Academy; San Gabriel Academy. El estreno será también el lanzamiento en la costa oeste del CD de la ópera.

“Oh My Son”, el CD. En diciembre de 2014 se presentó en Washington el CD producido por Rafa Sardina, ganador de varios Grammy por su trabajo en las artes  de la grabación.

Estreno en España. En el pueblo natal de Galvany, Crevillente, se congregaron en 2013 más de 2.000 personas para presenciar la ópera.

Carnegie Hall, 2010. El 10 de abril la ópera debutó en Nueva York ante una audiencia de 3.000 personas.

Más información, música y videos de “Oh My Son” en http://www.seeohm…“>http://www.seeohm…

Un día, un joven de Crevillente, un pueblo del levante español, lo deja todo por un sueño: encontrarse a sí mismo a través de su arte al otro lado del océano, en Estados Unidos. Y, como un personaje de La Boheme de Puccini, Marcos Galvany conoció el frío y la soledad del artista. Claro que su vida no es una ópera —dejaremos ese libreto para otro día. La vida de Galvany es “la ópera”. Es su pasión, confiesa. Su razón de ser. Hoy Galvany vive en DC.

Ha sido aclamado como un compositor dotado “del don de la melodía”. Y, sin duda, forma parte de ese grupo de talentosos y apasionados compositores de nuestro tiempo. Su música se ha escuchado en las Américas, en Europa, en Australia, en Sudáfrica y en Rusia donde dirigió sus propias composiciones con la New England Symphonic Ensemble. Galvany se especializó en piano durante sus años de conservatorio en España y estudió composición en Estados Unidos donde llegó a ser ayudante a la dirección del New England Symphonic Ensemble y realizó trabajos para agrupaciones como el State of the Arts Cultural Series y la Compañía de Danza de José Limón en Nueva York, donde su ballet “Chrysalis” se estrenó con enorme éxito en el Baryshnikov Arts Center.

Ha sido, sigue siendo, un duro camino. Lleno de ansiedades, de inseguridades y de momentos artísticos climáticos que, tal vez o sin duda, compensan a este peregrino de la música que te habla con una sonrisa enigmática, casi melancólica, profundamente artística.

Estos días Galvany se encuentra en Los Angeles, viviendo los nervios previos al estreno en la costa oeste de su gran ópera “Oh My Son” —estrenada el 10 de abril de 2010 en el Carnegie Hall de Nueva York ante una audiencia entusiasta. Pero el 21 de junio de 2015, en el Walt Disney Concert Hall, Galvany —como buen padre de su arte— revivirá la tensión de otro estreno para seguir proyectando su bella obra.

“Oh My Son” es la historia del dolor de una madre (María) ante el sufrimiento y muerte de su hijo (Jesús).

“Más allá de mis propias convicciones, la ópera enfatiza la humanidad de los personajes”, dice Galvany. “Las personas que vienen al concierto se relacionan con mi música desde diferentes niveles  emocionales sin importar la fe que profesen”.

Se trata de la historia de la cruz  en sus muchas dimensiones humanas: el dolor, la traición, la compasión, la duda, la fe y la redención.Curiosamente, si bien la ópera se centra en el final de la vida de Jesús, algunos de los mayores donantes con los que ha contado Galvany proceden de la fe judía.”Porque el arte es fundamentalmente espiritual”, dice. Ahí es donde consigue conectar con su público.

He visto los videos, el aria de María. He repetido el CD una y otra vez —que por cierto está sonando mientras escribo esto—y he escuchado a quienes han asistido al estreno de Nueva York. Han visto a gente llorar durante el concierto, me cuentan.

Yo sigo escuchando la música de un hombre que es ópera, pero sobre todo compromiso con lo intangible que es el reino de todo artista. Y me emociona Galvany en su búsqueda, en su escarbar constante a través de las notas en la piel sensible de lo humano.

Es cierto que la historia de “Oh My Son” es la historia de la cruz en todas sus dimensiones, pero fundamental y profundamente trata de la humanidad —incluida esta ramificación de órganos y miembros que nos conforman— y de la capacidad poderosa de transformación, de revolución mundial, que posee el amor completo, generoso, desinteresado.

Marcos Galvany me observa con ojos de músico: esa combinación de lo sagrado y lo artístico y a mi solo se me ocurre pedirle al lector que —si vive en Los Angeles— acuda al estreno de “Oh My Son”. Y, si no, que compre el CD en el sitio web. Prosaico, sí. Pero sentido.

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