Una amiga hispana me dijo una vez: “En mi familia hay o ha habido africanos negros, chinos y europeos blancos; pero yo no me considero afroamericana, asiática o blanca. Yo soy hispana. También puedo decir que soy cubana y americana (estadounidense)”. Esto es un problema para la Oficina del Censo. Dado que la raza es uno de los indicativos para que se cumplan leyes de igualdad en el empleo y otras normas contra la discriminación, ¿cómo va el Censo a moniterear a una población multi-racial que se resiste a clasificaciones tradicionales?
Este mes, Ana González Barrera —del Pew Research Center— y Mark Hugo López —director de investigaciones hispanas en el Pew— publicaron las conclusiones de un nuevo sondeo sobre los estadounidenses pluri-raciales. Los resultados indican que para dos tercios de los hispanounidenses, su raíz hispana es parte de su identidad racial, y no algo que se pueda separar o añadir.
Esto sugiere que los hispanos tienen una visión única del concepto de raza que no se corresponde necesariamente con las definiciones oficiales del gobierno de Estados Unidos, explicaron los expertos.
Estos son algunos de los datos del sondeo: 69% de los jóvenes latinos entre 18 y 29 años dicen que sus raíces latinas forman parte de lo que entienden como su raza. Y esta idea es compartida por otros latinos de diferente edad, incluyendo a las personas a partir de los 65 años. El mismo punto de vista lo comparten hispanos que tienen el español como idioma principal (67%) o el inglés (66%).
Al ser preguntados sobre su raza en formularios del Censo, muchos latinos no eligen ninguna de las clasificaciones raciales que se ofrecen. En mayor número que otros grupos, los latinos indican que su raza es “otra raza”, y muchos escriben en los formularios respuestas como “mexicano”, “hispano” o “latinoamericano”.
¿Están los hispanounidenses trascendiendo el concepto de raza? Probablemente. Al menos la raza entendida como una caja clasificatoria cerrada. Parecen decirnos que la raza fluye, evoluciona y que en el siglo 21 se necesitan reformulaciones que calmen viejas ansiedades. Hemos superado el concepto del siglo 19 que concebía la raza como una perversa herramienta al servicio del colonialismo. Luego, el siglo 20 trajo cambios que hoy se cuestionan. Después de la Segunda Guerra Mundial, la raza se convierte en algo clave con la caída de los colonialismos, el comienzo de los movimientos de derechos civiles y el surgir de las migraciones a escala mundial. ¿Traerá el globalizado siglo 21 un estado de “color ciego” y pluralismo racial? El sociólogo de Temple University, Howard Winant, dice que vivimos en un mundo “postcolonial, postsegregacionista (o al menos post segregación oficial) y racialmente heterogéneo (si no “integrado”)”.
El “viejo orden racial mundial” se mantiene, pero ha sido herido casi de muerte.
¿Podemos superar la raza? ¿Podemos relajarnos ante la confusión, la ansiedad y la lucha racial? Tal vez no. Pero algo nuevo sucede ante nosotros. Y personas, como los hispanos, comienzan a dictar la nueva sociología de la raza.
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Avendaño es Editor Ejecutivo de El Tiempo Latino
@albertoavendan1