La tanorexia “afecta, por lo general, a mujeres de entre 15 y 35 años. Suelen presentar tendencia a la baja autoestima, una escasa aceptación de sí mismas y una búsqueda persistente de la aprobación de quienes las rodean”, detalla Augusto Zafra, director de la Unidad de Desintoxicación Hospitalaria del Hospital Nisa Aguas Vivas.
“Los dermatólogos estamos observando una creciente obsesión por el bronceado enfermizo”, advierte Ramón Grimalt, profesor de Dermatología de la Universidad Internacional de Cataluña, en España.
La tanorexia está considerada como un tipo de dismorfobia, es decir, un trastorno en el cual la persona tiene una percepción distorsionada de su propia imagen. En este caso, dicha deformación se centra en la tonalidad corporal y deriva en la búsqueda del bronceado perfecto.
Nunca es suficiente. Necesitan más y más sol, pues están convencidos de tener la piel pálida, a pesar de que en realidad sea oscura. Este es uno de los síntomas característicos de las personas que padecen tanorexia.
La adicción al sol o tanorexia es un trastorno psiquiátrico en el que existe una obsesión patológica, irracional, grave y persistente por estar siempre bronceado.
Esto provoca que la persona afectada se exponga de manera compulsiva y enfermiza al sol o a los rayos UVA, a pesar de conocer los efectos dañinos que puede conllevar.
“La llamada memoria de la piel hará que unos 20 o 25 años después de los excesos de radiación, y aunque la persona evite el sol de forma drástica, su piel lo recordará y aparecerán las inevitables consecuencias en forma de cáncer de piel”, advierte Ramón Grimalt, profesor de Dermatología de la Universidad Internacional de Cataluña.
• Ignoran el problema
El especialista explica que la mayor parte de las personas que padecen este tipo de enfermedad no son conscientes de su problema. Al contrario, para ellas es normal tener ese color de piel durante todo el año. “Por ello, acuden en verano al sol natural, pero no dudan en recibir radiación artificial en invierno mediante cabinas de bronceado para alimentar su obsesión”, describe.
De hecho, la tanorexia está considerada como un tipo de dismorfobia, es decir, un trastorno en el cual la persona tiene una percepción distorsionada de su propia imagen. En este caso, dicha distorsión se centra en la tonalidad corporal y deriva en la búsqueda del bronceado perfecto.
Precisamente, el empeño incesante de lucir un tono de piel bronceado y la frustración de no llegar nunca a conseguir esa supuesta perfección terminan dañando la salud.
Sería algo similar a lo que sucede en la anorexia con la necesidad de perder peso.
Cuando una persona es diagnosticada de tanorexia, requiere un abordaje terapéutico multidisciplinar, con psicoterapia reglada y un tratamiento psicofarmacológico ya que, a menudo, es necesario tratar síntomas de ansiedad, depresión y el trastorno obsesivo compulsivo de base.
La intervención psicológica está enfocada a restringir los comportamientos de exposición, mejorar la distorsión de la percepción corporal.